lunes, 15 de diciembre de 2008

Cazador de Medianoche : Tras la sombra del Vampiro (III parte)

He salido del hospital.

Aun me duelen las manos, menuda mierda, parte de los instrumentos de mi trabajo como Cazador sin movilidad completa.

Estoy sentado en la Plaza del Duque tomándome un café con caramelo y extra de azúcar de una de esas cadenas de cafeterías que han mandado al infierno a todas las pequeñas y familiares cafeterías donde conoces a los dueños desde siempre y donde no necesitas decir que es lo que quieres porque de solo verte entrar saben que es lo que vas a tomar.

Progreso supongo.

Delante de mí hay un muchacho Romaní buscando su próximo objetivo.

Me parece mal que quiera robarle el bolso a la señora mayor que acaba de salir de las cálidas puertas del centro comercial de mi derecha aprovechando que va cargada de bolsas rojas preñadas de regalos de navidad.

Puede que no sea mi función, pero estamos casi en navidad y quiero hacer la buena obra del día.

Me pongo mis gafas de sol, aún es temprano, no tengo que abrir la librería hasta dentro de media hora larga, así que el sol sigue brillando lo suficiente como para no llamar la atención con ellas puestas.

Cierro los ojos y me cuelo en su cabeza, es fácil.

Aunque hacerlo con un vampiro recién creado y cuyo interior se debate entre la moralidad y la bestia es algo mas complicado, si no hubiese conocido este truco casi con toda seguridad no estaría aquí sentado disfrutando del café y escribiendo esto en mi libreta.

José Manuel era un chico aficionado a la música extrema, amante del cine gore y que estaba cursando primero de bachillerato en un instituto privado de nombre largo y con muchas referencias católico-apostólico-románicas, con intenciones de entrar en Derecho como tantos otros muchachos de su edad.

Bueno, era y es, la única diferencia con sus compañeros de clase, es que ha conseguido sobrevivir al vampirismo.

Su chica, o su ángel de las tinieblas como le gustaba llamarla a él, se llama Laura, estudia en un colegio femenino de nombre igual de rimbombante con referencias a la religión católica.

Niños bien jugando a ser chicos malos, el plan era cojonudo, menos mal que no les estallo en la cara, no me habría gustado ver lo que la “amiga” de Malicia podría haber hecho con las fortunas y posición de ambas familias.

Me habría dado demasiado trabajo no remunerando y no es que no posea un alma caritativa y no sepa de los peligros de tener una o varias manadas de vampiros sueltos en la ciudad, pero es que tendría que devorar las existencias de un bufet libre para poder acabar con ellos.

Llegué a la fiesta y aparqué la moto en el callejón de la izquierda de la sala, en la salida de los artistas, justo donde sabía que sería por donde entraría Malicia.

Mi entrada fue por la puerta normal, pague mi entrada y mientras el primer grupo cantaba desde el escenario fui a pedirme una bebida energética, no es que hubiese dormido poco, pero un extra de azúcar nunca venia mal.

El portero habitual me saludo con el asentimiento de cabeza de siempre, disfrutaba de los conciertos que daba la sala, pero bajo mi punto de vista la ubicación y la mala comunicación que tenia con respecto al centro era el motivo por el cual su cierre estaba siempre amenazando en el horizonte.

Me dispuse de espaldas a la barra para intentar encontrar a mi objetivo o a cualquiera de los dos muchachos.

Nada.

Mire el reloj, era poco mas de la una de la mañana ¿Cuándo llegaría Malicia?

Cerré los ojos, canalicé un poco de energía y busque a través de la sala a cualquier posible no-muerto que pudiese haber.

Ciertos conjuros son toda una experiencia para el mago, ese por ejemplo, el que realicé para buscar cualquier vampiro, es visualizado como una cámara que viaja a toda velocidad entre la gente, los humanos brillan según sus emociones, como una lectura de aura pero a un nivel colectivo, los vampiros sin embargo están rodeados de un mortecino halo gris envolviendo su estado emocional.

En aquella sala abarrotada de gente disfrazada predominaba el color rojo en todos sus tonos, había emociones intensas de excitación en el ambiente, un par de personas deprimidas y dos en particular que por el brillo de sus auras no tardarían en estar teniendo sexo salvaje.

Sonreí aun con los ojos cerrados y seguí buscando.
Allí estaban, dos vampiros, machos ambos, un tipo albino y uno con una visible cojera, maldita sea, había mas chupasangre.

Salí a la calle, di un paseo hacia una de las calles cercanas, de bulliciosa actividad diurna pero a estas horas estaban desiertas, perfecto, justo lo que necesitaba.

Tracé en el suelo un círculo perfecto y sus respectivos símbolos cabalísticos, me puse en el centro y realicé mi segundo conjuro de la noche, mi corazón dejó de latir, mi tez se tornó algo más pálida, la temperatura de mi cuerpo descendió hasta los cuatro o cinco grados, ahora a vista de cualquiera que supiese mirar era un vampiro.

Menos mal que había cenado bastante.

Me quite los anillos de plata colocándolos en los bolsillos de los pantalones con un sencillo cantrip para cuando metiese la mano encajasen directamente en mis dedos.

Entre de nuevo en la sala y cometí el primer error de la noche.

Tendría que haber sondeado sus mentes, pero desconocía de los trucos que estos dos podían realizar y no quería delatar mi posición como cazador ante ellos.
Aun no.

Me acerqué a ellos dos acelerando levemente mi movimiento, sin llegar a ser totalmente una anomalía a menos que estuvieses mirándome fijamente, sin embargo para un sobrenatural era un indicio claro de lo que tenia delante.

Me planté delante de ellos, le sonreí, ambos me miraron sorprendidos y a la defensiva, había algo que no iba bien, sin embargo extendí mis brazos y con las palmas hacia ellos mostrándoles que venia en son de paz agache levemente la cabeza en señal de saludo y leve sumisión ante unos desconocidos visiblemente mas poderosos que yo.

Al menos se tragaron el anzuelo.

El albino dio un paso adelante, me tendió la mano con una sonrisa, es sabido que algunos de estos bastardos tienen la capacidad de incinerarte dándote la mano, yo también puedo hacerlo y no soy un vampiro, pero dudaba que fuese a usar ninguno de sus trucos aquí.

Le di la mano, se presento simplemente como “el albino”, me presente como Richard con mi mejor acento inglés, les pregunte que que era lo que les traía por la ciudad de Sevilla y que si estaban solo de paso.

Su respuesta fue clara y concisa “hemos venido a cazar a uno de los nuestros” dijo el albino, el otro vampiro que aun no había abierto la boca lo interrumpió diciendo que no habían venido a cazarla sino a reencontrase con ella.

El albino lo calló de un manotazo visiblemente potenciado que lo arrojo contra la valla de protección del escenario.

Mierda, había dos bandos y en mitad mi objetivo, la cosa se ponía jodida.

Para ellos.

En ese momento dejó de tocar el último grupo y sentí como entraba una chupasangre al local que a toda velocidad se acerco hacia nosotros.

Por suerte las luces de la sala a excepción de la barra eran tenues y nadie se dio cuenta de su veloz entrada.

Se acercó al albino y le susurro al oído “ya viene”

La nueva en discordia era una chica de metro sesenta, pelo largo negro y unos generosos labios rojo carmesí, adornados con un piercing bajo el labio inferior, era delgada pero fibrosa y con unos pechos pequeños y turgentes, vestía unos vaqueros negros y una camiseta palabra de honor de color gris oscuro, llevaba las largas uñas pintadas de negro, sus finas muñecas estaban adornadas con sendas muñequeras de cuero.

Comencé a medir a mis tres nuevos oponentes por la presa y sentí como ella llego en ese momento.

Y no llego sola, con ella venían mi objetivo, su chica y dos chicas mas, los cuatro recién conversos, solo esperaba que no fuese demasiado tarde para ellos.

El albino, el cojo y la veloz se pusieron tensos y miraron hacia la puerta que estaba en la otra punta de la sala, el rostro del cojo al verla se ilumino con esperanza y vi el amor en su mirada, los otros dos abrieron los brazos y sus uñas crecieron visiblemente, la sangre iba a llegar al rio y los muchachos por en medio, maldita sea.

El albino con sus ojos rojos de rabia me dijo que aguardase aquí, que seria solo un momento, agarro fuertemente del brazo al cojo y los tres se marcharon hacia la puerta.

No había previsto que esto fuese así, esperaba poder hablar con Malicia acerca del dominio de los muchachos y que los dejara libres, sin tener que llegar a cortarle la cabeza.

Dentro de mi gremio soy de los que están peor vistos, creo que ninguna criatura sobrenatural debe ser ejecutada sin comprobar el porque de sus actos, no tengo el rango de juez, pero tampoco lo quiero, todos ellos están corruptos por un lado o por otro, me gusta ser un FreeLancer que intenta salvar el máximo numero de vidas posible, sin embargo no todas las criaturas sobrenaturales son de razonar ni se puede llegar a un entendimiento, por eso siempre hay que ir preparado para todo.

Malicia percibió a sus dos presuntos ejecutores y al que arrastraban con ellos acercándose lentamente, como el depredador que sabe que va a cazar a su presa y quiere saborear el miedo que esta exuda.

Miro al muchacho cojo con pena, abrió los brazos impidiendo el avance de los cuatro neonatos que la acompañaban y los empujo suavemente hacia atrás.

En ese momento irrumpí con tanta velocidad y violencia en la mente del chico al que tenía que salvar que quedó visiblemente aturdido, solo podía decirle algo rápido, darle una orden simple y quedar con la quizás vana esperanza de que lo cumpliese al pie de la letra.

“Corre”

Mientras que los muchachos salían velozmente por la puerta le lanzo al albino una mirada tan cargada de odio que podría haber roto algún cristal, con un glamuroso gesto giro sobre sus tacones y su melena pelirroja corto el viento tras de ella.

El albino acelero su paso, pero el muchacho cojo intento retenerlo todo lo que pudo, me dio unos segundos de ventaja y llegue antes que ellos a la puerta, Malicia ya estaba montada en un Opel Astra que salía racheando del aparcamiento de delante de la sala.

Mire el vehículo, otro truco mas, sentí como los pelos de mi espalda se erizaban, maldita sea, el primer síntoma de que mis “baterías” estaban a media carga, al carajo, aquí lo dábamos todo, los cuatro chicos tenían que sobrevivir.

Con el ultimo truco sabia perfectamente la ubicación del vehículo, por lo que no me preocupé por localizarlos después, además había visto al chico y sabia como localizar su aura de vampiro aun no corrompido por el sabor de la sangre humana.

El albino salió discutiendo de la sala con el cojo, al menos habían guardado sus garras, la chica acelero su paso e intento alcanzar al Opel, menos mal que fue en vano, tendría que haberles parado los pies allí en medio y no me gustaba nada la idea de hacer una exhibición de Magia delante de tantos humanos.

Me invitaron a unirme a la cacería con la promesa de poder formar parte del comité de succión de los jugos vitales de los cinco que íbamos a perseguir.

Entre los vampiros existe una practica poco habitual que podría ser comparada con el canibalismo, uno o varios vampiros beben la sangre de otro hasta matarlo, quedándose con parte de sus recuerdos, habilidades y poder, estaba a punto de aceptar una proposición que de ser uno de ellos habría sido motivo de ejecución por parte de mis iguales, estos cabrones jugaban duro, desconocía que era lo que los movía pero estaban dispuestos a todo.

Me gustaba esto.

Les dije que saliésemos a buscarlos y nos viésemos a las cinco en la puerta de la sala Salvation, el Albino sospechó algo y me dijo que la chica que se presento como Seth me acompañaría, ante mi negativa el albino dijo que iríamos todos juntos y que me seguirían con su coche.

Un Audi S4, de puta madre.

Me subí a la moto y como acto reflejo me puse el casco y abroché la chaqueta.
Como si los vampiros necesitasen el casco o pasasen frio.

El albino se dio cuenta en ese momento de que estaba timándolos de alguna forma.

Al salir a la ronda Norte y a una velocidad considerable comenzó a acercarse peligrosamente por detrás a mi moto.

Aceleré el fiel motor de la niña de mis ojos hasta que el cuenta revoluciones se planto en las 4000 vueltas por minuto, tenia que apurar las marchas, el coche que me seguía podía alcanzar los 240 kilómetros por hora sin problema y esa era la velocidad punta de mi moto.

Una fugaz idea pasó por mi cabeza, quizás pudiera joderles un poco con alguien que iba dentro de su coche.

Genial, conducir una moto, tener que evitar que te revienten por detrás a toda velocidad y sondear la mente de un vampiro cojo, ¿había algo mas que pudiese hacer a la vez?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay! Esa moto! ¿quién la tuviera?
Tu relato se podría llevar muy bien al cine con tan detalladas descripciones de ambientes y decorados.

Manu dijo...

Parsimonia:
Pues si, pero todo a su tiempo ^^
Muchas gracias, es la intención, no la de llevar la historia al cine, sería demasiado pretencioso por mi parte, pero si la de conseguir que el lector vea lo que ve el personaje, supongo que he tenido buenos maestros ^^
Un saludo, bienvenida al blog y gracias por el comentario :)

María_azahar dijo...

Me ha gustado esta serie vampírica.

Te mando un abrazo.

Manu dijo...

Maria_azahar:
Pues queda una entrada más para terminar esta historia y la siguiente ya está en proceso ^^
Espero que te guste tambien :)
Un abrazo

maria dijo...

La determinación del personaje por llevar a cabo la misión es sin duda admirable. A veces vendría bien tener el mismo impetu para todo, ojo, qe no digo que no se tenga si no que a veces las fuerzas flanquean y no se remedia con media docena de perritos. :)
Esperando la siguiente escena.
besos

Manu dijo...

Aïcha:
Como bien dices, no es solo su contrato ;)
No pero si se puede remediar con una retroalimentación interna tras una conversión energetica, a veces estas conversiones duelen mucho, sobretodo cuando hay sables luz de por medio, pero solo es cuestión de hecharle pelotas al tema ;)
Sabes que ya está escrita, esta programada para el Lunes ^^
Y el siguiente capitulo está en proceso :)
Un beso

Anónimo dijo...

Muy bueno el reltao. Me esta gustando mucho el enfoque. Además, consigues que uno se meta en al hitoria, como si fuera una peli. Espero el siguiente capítulo.

Manu dijo...

Kanon:
Gracias apañero ^^
El lunes que viene está programado el siguiente que cierra esta historia y al otro lunes la proxima entrada llamada "Tributos".
Me gusta escribir acerca de lo que veo, sin llegar al punto cargante de una hoja cayendo sobre el suelo de Hobbiton ni al de un androide dorado (fin), supongo que es lo que tiene de leer y haber visto muchas pelis del genero ^^
Un abrazo