miércoles, 8 de agosto de 2012

Pequeño niño Jesús

Querido diario, 

Soy Miriam y hoy día de mi primera comunión empiezo este diario que me han regalado entre otras muchas cosas bonitas y no tan bonitas pero regaladas con mucho amor.

Al haber sido hoy un día tan especial quería dedicarle mis primeras páginas a nuestro salvador Jesucristo, para ser concretos al niño Jesús.

He escuchado a los mayores decir muchas veces cuando alguien habla o escribe mal que hará llorar al niño Jesús, y esa persona se ríe, a veces los demás también.

Pero no entienden que el niño Jesús siempre está llorando, como hijo de Dios, desde su nacimiento, sabía lo que le pasaría, por eso lloraba tanto y estaba siempre tratando de hacerles entender a los demás que compartir y darse a los demás es el único camino para ser un buen católico y por lo tanto buena persona.

Pero eso ya nos lo dice nuestro párroco cada día en la misa de las ocho, lo que no me gusta es que nos miente acerca del niño Jesús, yo lo se porque a veces viene bajo mi cama y me habla desde que un día en casa de mi tía Fina estábamos en la comida de navidad y mientras los mayores contaban chistes verdes y bebían licores con alcohol escuché un llanto, mi tía Fina es muy religiosa y tiene toda la casa adornada con santos y vírgenes de todas partes de España, pero tiene un niño Jesús de esos que señala con el dedo que parece casi real.

Bueno ya no señala con el dedo porque el llanto que escuché las navidades pasadas venía de ese niño Jesús, pero yo lo veía diferente a como lo había visto hasta entonces, el fue quien me contó que sabía desde que estaba en la barriga de la virgen María todo lo que le iba a pasar, por eso lloraba siempre de bebé, porque sentía lo que le sucedería en el futuro, todos los latigazos y la corona de espino y todo eso, fueron 33 años prepándose para ese tormento que le hicieron sentir los romanos, por eso no gritaba y siempre aparece con buena cara.

Realmente me asusté un poco al principio porque donde antes estaba el niño regordete y sonriente que señalaba con el dedo, ahora había un bebé envuelto en espino y lleno de llagas y cortes de los latigazos y las pedradas que sufriría cuando fuese mayor, pero fui valiente y me acerque a el, era el niño Jesús y me estaba llamando, me pidió que cogiera su pequeño y maltratado dedo y me lo guardase, cuando mi tía Fina descubrió que le faltaba el dedo al niño Jesús casi le da un ataque, pero como yo soy una niña buena no me echaron las culpas ni me preguntaron nada.

Desde entonces el niño Jesús vive bajo mi cama, pegue con mucho cuidado con superglue el dedo al somier para que no se moviese de allí y cuando estoy triste siempre acude a mi para hablar conmigo.

Algún día y gracias a todo lo que me está contando podré escribir una nueva biblia donde diga la verdad sobre el niño Jesús y su padre Dios.

Pero mientras tanto no necesito angelitos que guarden las cuatro esquinitas de mi cama, tengo al niño Jesús velando por mi.

Buenas noches diario.