miércoles, 22 de mayo de 2013

Blue Moon (Parte III)

"Mi nombre es Iván, soy un taumaturgo acreditado en la ciudad de Sevilla, cobro por resolver casos donde la "razón humana" deja de funcionar.


Estos son extractos de mis diarios, por desgracia no siempre puedo actualizarlos conforme van sucediendo, en esta caso porque casi no lo cuento..."


Completando el cambio de forma y quedando tal y como vino al mundo, Uccellino se abre paso entre sus hermanos de manada, apesta a sexo y a fluidos propios y ajenos, eso fue lo que capté en ese momento, a esto olía esta joven y promiscua licántropa.



Me acerco, invisible, silencioso e intangible, observo.



Agarran a un adulto de unos treinta años aproximados, lleno de profundas laceraciones, una de ellas le surca la cabeza desde la frente pasando por donde debería de estar su cara hasta la parte trasera del cuello, debajo del cual se deja entrever un tatuaje, por el camino que lo han traído ha dejado un bonito rastro de sangre, va sin camiseta mostrando una forma física aceptable y una espalda donde se podría hacer un pisito de protección oficial, eso si llena de cortes bastante feos y profundos, su cabeza está caída, su respiración descompasada, su corazón late con irregularidad, parece que tiene los minutos contados y la mayoría de l@s que me rodean lo saben.




Uccellino se agacha delante de el, impregnada aún de los fluidos de todos los que han disfrutado de/con ella, el olor es más fuerte, así que a esto era a lo que olía la cachorrilla, entonces la chica que está en la hoguera...

Agarra suavemente su cara y levantándola un poco mientras se pone en cuclillas se pone cara a cara con el, su sexo se abre dejando caer algunos restos de fluidos y mandándole al moribundo un mensaje oloroso.

El alza un poco la cabeza, le falta el ojo izquierdo y la mitad de la piel y la carne del mismo lado de la cara, pero el fuego que arde en  el ojo rojizo que le queda indica que aún queda mucha vida en el, quizás sea el único lugar donde queda vida.

Con una voz grave y profunda, de esas que poseen cantantes de soul o de baladas de rock, una de esas voces que sientes vibrar aunque seas solo una entidad incorpórea como yo en este momento,  le dice a Uccellino - Déjame desangrarme, que no te importe cuanto,regenero rápido mis heridas deberías saberlo, tu misma causaste muchas de ellas ,mejor así, que tu único punto débil esté tan lejos, aunque duela tanto el que sea incapaz de reconocerlo - mientras mira hacia la hoguera haciendo como el que pierde la vista, sin embargo su único ojo vivo se encuentra con la mirada de la chica que sabe que existo, que estoy aquí, esta se echa las manos a la cara y comienza a llorar en silencio acurrucada contra si misma frente a la hoguera.


Los dos que portaban al herido lo dejan caer de bruces en el suelo, y una chica bajita de generosas curvas, con el pelo corto y un piercing en la nariz se acerca a el de entre todos los que lo rodean, le da la vuelta cariñosamente, una lagrima se escapa por la comisura de su suave piel, que va a caer en donde debería estar el ojo izquierdo del moribundo, lleva una botella de agua a sus labios, el besa la botella como solo podría hacerlo un adicto al alcohol en mitad de un delirium tremens.


Al verle el torso mi diagnostico es peor que el inicial, le faltan la mitad de los órganos internos, donde deberían estar sus intestinos y parte de su estomago hay un hueco, es como si algo le hubiese desgarrado el vientre y masticado un rato por diversión todo lo que encontró de camino, no creo que sobreviva por mucho brillo que tenga en ese ojo, ni por mucha capacidad regenerativa que tengan los licántropos.




Bebe, tose sangre y agua, vuelve a beber, el hueco donde deberían estar sus órganos se llena de agua, ríe, tose y mira de nuevo a Uccellino murmura algo con un tono de voz que creo que ni el mismo escucha y cuando recupera aire sigue hablando - y nunca habrá velas para dos,siempre estarás donde siempre,entre bambalinas,no habrá luz de focos ni aplausos para ti,es lo que quieres? sostener su cabeza mientras vomita la oscuridad que trae a esta manada mientras ves el fuego arder en sus ojos en las noches de luna llena y te entrega como un trozo de carne para el disfrute de cualquiera que pase por aquí, ser el juguete sexual de todo aquel que el permita - brama con un torrente de voz que sale de los únicos órganos que parece tener intactos.

Uccellino le lanza una mirada cruel, le propina una sonora bofetada y se incorpora altiva con la barbilla alzada- Es mi decisión, debes respetarla, aunque ya sinceramente poco te queda - la frialdad de esas palabras rivaliza con el azul de sus ojos, definitivamente la había considerado más dulce inicialmente, casi tanto como parece ser la chica a la que desde al lado de la hoguera se le escapa un sonoro sollozo que pasa desapercibido entre la tos estertorante del caído



Se acerca otro licántropo, más joven que el que yace moribundo en el suelo, alto pero no tanto como el caído, mucho más delgada y fibroso, con un color indeterminado de pelo que hace dudar muy mucho de su sexualidad, se acerca por detrás a Uccellino extiende su mano hacia el trasero de esta e introduce dos dedos en su entrepierna aun húmeda para el estremecimiento de esta.

El caído lo mira con rabia con su único ojo, por un instante parece que va a levantarse, regenerarse, arrancarle la cabeza de los hombros y mear en el hueco de la garganta mientras el sistema cardiovascular aun bombea sangre a una cabeza inexistente, pero solo tose mas sangre, toma aire profundamente y le dice - Y tu que cojones miras gilipollas? Mejor sería para ti agachar la cabeza,metértela en el culo y volver al agujero infecto del que saliste, donde la drogadicta ninfómana de tu madre jamás debió haberte sacado, quizás así se habría quedado con un trozo de carne dentro y no necesitaría tener tantos rabos dentro como esta que tienes al lado, aquí estas fuera de lugar, tu cara de idiota será lo que más llame la atención cuando el plomo caliente comience a volar en busca de carne, quizás me esté muriendo, pero no soy el único de los alrededores que quiere tu cabeza en bandeja de plata, tu falta de honor y respeto te harán , no ves que muero, no vas a respetar ni siquiera el honor de alguien que está a punto de exhalar su último aliento - el del pelo de orientación sexual indefinida escupe en el hueco del abdomen del caído y se da la vuelta agarrando a Uccellino por la cintura alejándola del futuro cadáver, ella no vuelve la vista atrás.

El moribundo sonríe, vuelve a mirar a la hoguera y susurra -Todos pagareis esto, al menos todos los que habéis vendido a esta manada al mejor postor por... - su voz se desvanece, le queda poco, no puedo dejarlo así, no puedo dejar de saber todo lo que el sabe, no puedo perder tantos datos, tanta información tan vital, creo que no puedo salvarlo, llegar hasta aquí, tendría que abrir un portal, recogerlo y salir pitando por el mismo portal, sin rastro, creo que no tengo tiempo para tanto.



Creo, pero lo que suelo creer y a donde suelo llegar tienden a ser dos cosas distintas.




Vuelvo a casa en un pensamiento, la aguja cae, el combinado natural, químico y mágico llena mi corazón y hace que parezca Asterix después de tomar la pócima de Panoramix, sin pensar dos veces en lo que llevo puesto clavo las manos en el tejido del continuo espacio y lo rasgo, duele, ya me pondré crema, veo el otro lado y escucho las últimas palabras del caído dirigidas a Uccellino -Eres del tipo de recuerdos que van a lápiz, no has sido nada, y serás menos aún, tu que estuviste a punto de ser fuego y sangre, carne y metal, no eres mas que una cerdita de coño inquieto, espero que tengas lo que te mereces - en ese momento comienza a exhalar su ultimo aliento.




No se como diantres consigo hacer todas estas cabriolas mágicas, bueno Luzbel me dijo algo antes de que lo encerrásemos, pero no me lo termino de creer.

Mantengo el portal con una mano, lanzo un "tempus fuggit" al otro lado del portal, básicamente es un conjuro de ralentización espacio temporal que me dará 50 segundos de libertad,  salto al otro lado manteniendo el portal abierto con una mano y con la otra empujando el alma del licántropo dentro de su cuerpo antes de que escape y vuelva a La Forja, lo agarro con un brazo, joder como pesa el joio debe de andar pasados los 100 kg y eso que está en forma humana, salto al otro lado, me sobran dos segundos, suficientes para mirar atrás mientras se cierra el portal y ver la mirada de alguien que me ha visto difuminada por las alteraciones cuánticas del portal, el teléfono móvil encima de la encimera de la cocina indica que me ha llegado un whatsapp nuevo, cierro el portal antes de que se desvanezca el efecto del tempus fuggit mientras que intento hacer malabares con el alma del licántropo que se empeña en salir de su cuerpo.


Llegados aquí, hay un instante en que el alma escapa del cuerpo, la agarro con las dos manos y la meto por el hueco donde debería de estar el estomago, mientras pienso, no en mi turno nene, al tocar la carne gasto lo que me queda de energía hasta la extenuación en cerrar todas las heridas y regenerarlo.


Mi ultimo momento de consciencia se desvanece con el fuerte latido del corazón de ex-moribundo, ver como abre los ojos asustado y escucho el aire entrando en sus pulmones, a la vez que pensaba, quien me haya mandando el whatsapp se va a cagar en mis difuntos cuando vea lo que tardo en contestar.




Despierto mareado, mi habitación apesta a sangre, sangre de licántropo, ¿a que se me ha muerto al final? trato de ver más allá de mi nariz al abrir los ojos, todo es jodidamente borroso, pero me llega olor a carne desde la cocina, carne a plancha con especias y cocinadas con un buen vino oloroso, ¿quien demonios hace de comer en mi cocina? trato de incorporarme con pésimos resultados, estoy en la cama, se ve que el licántropo ha sobrevivido, trato de extender la mano para coger la botella metálica de agua que hay en la mesita de noche y la dejo caer al suelo, me pesan los ojos, no tengo fuerzas ni para coger la puta botella con la mano.

Escucho pasos acelerados desde la cocina, huele a una mezcla entre cuero, sudor, almizcle, canela y sangre, es un olor masculino pero no agresivo, entreabro los ojos, veo frente a mi sus ojos marrón verdosos con ligeras arrugas a los lados coronados por un pelo de rizos suaves, sonríe y con la misma voz profunda me dice - Gracias por haberme salvado taumaturgo, estoy haciéndote de comer una receta de mi familia original para hacerte recuperar fuerzas, lo llamamos Anadlydd - consigo musitar un gracias mientras que le señalo donde debería estar el cajón donde guardo la glucosa de emergencia para estas ocasiones.


Al principio parece no darse cuenta de mi estado, pero al segundo gruñido de "uuuuuuuuhhh" se cosca de que quiero algo del cajón, no hay nada más aparte de glucosa, así que tampoco tendrá que buscar mucho, me alcanza una de las ampollas de glucosa para deportistas abierta a los labios y aprieta un poco, creo que la imagen que puedo darle a este licántropo es la del vampiro recién creado ávido de la sangre que su creador le facilita o de la primera vez que uno de esos chupasangres bebe de una victima (o voluntario) viva.

Supongo que lo que siento debe ser lo mismo, como la energía entra en mi y llena cada uno de los poros de mi cuerpo, como me revitaliza, como me hace volver a ser algo más que un trapo de carne, hueso y piel postrado en una cama.


cuando me he bebido ya por mi propia cuenta una caja consigo levantarme de la cama tambaleándome, no se ha movido de allí, se acerca a intentar ayudarme, lo rechazo amablemente con la mano, me acerco a la cómoda a mirarme en el espejo, mierda, un par de canas en mis sienes, cabrón licántropo, me has costado caro, me vuelvo con cierto enfado hacia el y ahí lo tengo, mas de dos metros de hombre lobo plantado delante con la misma ropa que llevaba ayer, unos vaqueros sucios,lo que en algún momento fue una camisa de cuadros y esos ojos marrón verdosos en una cara de buenazo que casi parece tonto, cualquiera diría que es capaz de cambiar de forma y ser digno oponente si le pillas la fase lunar correcta.



Las cicatrices han desaparecido de sus cuerpo, solo queda una X marcando su pecho junto a un colmillo bañado en plata que cuelga de su cuello, ahora que se ha recuperado parece estar en mejor forma física de lo que ayer vi, aunque dudo que se machaque tanto como yo, pero ahora que caigo, no me he presentado.

-Iván - le digo extendiendo la mano cordialmente y tratando de eliminar todo atisbo de enfado de mi cara, no tiene la culpa de que me guste jugármelo todo por el todo y arriesgar mas de lo que debo por gente que no conozco de nada.

-Rolo, hijo de Angus, nieto de Eldritch, campeón del lago Daimh - dice con cierto acento anglosajón mientras hincha el pecho y sonríe

-Bien Rolo, esto es Sevilla miarma, no conocí a tu padre ni a tu abuelo, y eso del lago suena bien, pero no pareces mal chico, podrías explicarme que demonios haces con esa pandilla de hijos de puta asesinos de niños - 

-El alfa de esta manada fue retado en unas vacaciones que tuvieron mis padres hace 27 años en Sevilla, el alfa ganó, mató a mi padre y abuso de mi madre hasta que se aburrió, después la dejo para que jugaran el resto con ella, murió desangrada, yo solo era un cachorro, trató de adoptarme para que fuese la semilla que el nunca pudo tener, iba a acabar con el cuando llegaron los Kinder Der Hölle, tienen uno de los nuestros casi con tus habilidades, me leyó la mente, traté de escapar y me cogieron, no todos en esa manada son malos, Niahit ... - 

No lo dejé terminar, le tapé la boca suavemente, parecía que tenía incontinencia verbal el muchacho.

- Ya me contarás el resto de tu historia muchacho y acerca de esa manada, ¿que día es hoy?-

Miró su reloj de muñeca y respondió lo que me temía por mucho que firmase con sangre documentación alguna, los equipos de asalto no llegarían a hospital con la velocidad suficiente como para parar a una manada de licántropos adoradores de la luna oscura que esperan generar el ragnarok sacrificando a una docena de recién nacidos.




Con lupino apetito y aún en ropa interior devoré lo que Rolo me había preparado, mientras con la otra mano (entre corte y corte del filetón de ternera) preparaba una docena de tortitas, un batido de chocolate de dos litros, ponía un par de pizzas en el horno y traía más glucosa del dormitorio, llevaba casi 8 días inconsciente, tenía que recuperar fuerzas, menos mal que lo quemo todo, si no estaría gordo como un barril.



Poniendo en orden todo lo que sabía y con el interrogatorio al que estaba sometiendo al pobre Rolo comencé a trazar un plan de acción y recordé algo, salte de la silla y en una esquina de la encimera estaba mi teléfono móvil, pulsé el botón para dar comandos de voz "mensajes 20 Diciembre, abrir", me encantan estos jodidos juguetes tecnológicos que vende Pierre en su tienda a gente del gremio, es como 5-10 años mas avanzada de lo que hay ahora mismo en el mercado con chispas de metafísica, la ostia en verso tecnológicamente hablando.

El móvil carga el siguiente mensaje que me hace estremecerme "Buen culo y bonitos calzoncillos de ositos, un beso, Uccellino =) " mierda, miré hacia abajo, si, los que llevaba puestos desde que fui a por Rolo, era ella quien me había visto marcharme, pero ¿como se salto el tempus fuggit? esto mandaba a la mierda mi plan inicial, habría que trazar otro, aunque fuese más complejo y hubiese que hacer un par de llamadas.



Rolo no sabía absolutamente nada, pero algo en su mirada me indicaba que ocultaba algo, así que le pedí algo que podría ser peligroso para los dos, meterme en su cabeza, bucear en su memoria y sus recuerdos para ver algo que el no supiese que sabia o había visto, el truquito de Blade Runner con la foto pero con magia, la primera vez que haría esto con un cambiaformas con el peligro añadido de la dualidad animal-persona de estos seres y de quedarme atrapado dentro.

Había algo que no quería contarme de Uccellino y el tiempo volaba en mi contra, era media mañana, hasta las nueve no saldría la luna, hasta las once y media no brillaría alta en el cielo tornándose azul poco a poco para brillar azuleando el cielo sobre las doce, tenía doce horas, una cabeza de lupino en la que meterme, mi enemigo que sabía que yo sabía lo que estaban planeando, para colmo lo que se me estaba ocurriendo iba a ser casi como jugar a la ruleta rusa con un judío, pero que coño, después de encerrar a Luzbel creo que poco me quedaba por ver, tenía que intentarlo.



Continuara...


miércoles, 8 de mayo de 2013

Blue Moon (Parte II)

"Mi nombre es Iván, soy un taumaturgo acreditado en la ciudad de Sevilla, cobro por resolver casos donde la "razón humana" deja de funcionar.

Estos son extractos de mis diarios, por desgracia no siempre puedo actualizarlos conforme van sucediendo, en esta caso porque casi no lo cuento..."


Llevo casi cinco meses atrapado después de como acabaron los hechos de la luna azul de diciembre, la segunda jodida luna azul de año.

Hay momentos acerca de los que no recuerdo absolutamente nada debido al varapalo recibido y a como salí de aquel sitio (a través de un portal chocando a alta velocidad con las paredes del "túnel"), lo que no se me va a olvidar nunca jamas, never more que diría el cuervo de Poe, es acudir con sándalo de todos los tamaños y colores impregnado en aceite de acónito.



Después de que Uccellino desapareciera detrás del último licántropo me quedé allí tirado en el cesped, clavando los dedos en la tierra para, de forma discreta y poco profesional, robar un poquito de energía a la vida que me rodeaba antes de que parte del proceso fuese irreparable, odio las canas y las arrugas, lo siento, soy un edonista.

Mientras tanto converso por whatsapp con Uccellino, nunca he tenido nada con una licántropa, pero en ese momento y por lo que me estaba mostrando de ella, no me habría importando tenerlo, parecía una cachorrilla encantadora y muy dulce.




Tras recuperarme lo suficiente como para ir medio tambaleándome hasta la gasolinera de Torneo, llegue allí y acabé con las existencias de chocolatinas para reponer la energía perdida en el truquito con el cani y el asalto etílico del té rojo especial de Pietro.

Bueno, ya tenía un teléfono de contacto y una sonrisa que perseguir como punto de inicio de lo que acabaría conmigo prácticamente casi una semana después.

Una vez que aceleré lo que me había bebido me monté en la moto y me fuí directo a casa, lanzándome la capa de sombras encima para poder partir los límites de velocidad con mi preciosidad mientras dejaba que mi mente quedase en blanco, que solo estuviesemos el asfalto, la maquina que pilotaba y yo, cosa que a los mortales les suele pasar a 130-140 pero los taumaturgos al tener mas "completas" las conexiones neuronales necesitamos mayor velocidad para ignorarlas.



Llegué a casa, encendí el Mac desde la cochera mientras cerraba la puerta y en la cocina se preparaba un té rojo, en mi ultimo "cursillo" me estaban enseñando a realizar numerosos cantrips a distancia mientras que en distancias cortas hacia algo, quizás fuese un abuso de la metafisica que podíamos dominar, creo que el que el profesor pesase alrededor de 200 kg y rara vez moviese el culo de su enorme asiento tenía algo que ver, pero los cursos de formación eran los cursos de formación.

Subí las restauradas escaleras de madera, sonriendo ante las runas inscritas en los escalones que aunque no podrían parar a alguien que supiese de su existencia, pero si lo marearía un poco, el efecto que causaban en alguien no deseado era el mismo que el de la escalera de Penrose, usado por el rey de los goblins en aquella película en la que era dificil no enamorarse de Jennifer Connelly.

Todo seguía intacto, el impertinente llamador de la puerta me reconoció y tras contarme un par de chistes guarros y ver que llevaba algo de prisa dijo su "fienfenifo amo", cuando sus chistes no fuesen tan malos quizás le quitase el aro del llamador de la boca.

El Mac venía hacía mi volando suavemente, lo cogí en el aire mientras tecleaba mi busqueda en su suave teclado retroiluminado, en la cocina el agua de la tetera silbaba hirviente lista para ese té que me iba a preparar antes de mi sesión de entrenamiento.

Mientras el grupo de Jared Leto sonaba a toda pastilla en el equipo de altavoces repartido por las esquinas de mi casa, de la alacena de la cocina salían los botes de té, canela y especias sorpresa volcando la cantidad casi justa en la taza sobre la cual suavemente caía el agua de la taza, antes de que el té estuviese terminado ya tenía puestos los pantalones y la camiseta de entrenamiento.

Después de un par de horas dedicadas de pleno al ejercicio me dí una ducha de agua helada mientras destapaba la cama y preparaba otro té, este con un efecto algo distinto, la licántropa (sin saberlo) había dejado detrás de si un peculiar rastro olfativo, tenía que saber por qué, ese olor invitaba a muchas cosas al dormir y cruzar el umbral averiguaría más.

Los licántropos que suelen nacer con la bendición del poder usar metafisica, son cuidados y mimados desde jovenes (o desde cachorros) para ser los guias espirituales de su pueblo, para ponerlos en contacto con los espiritus de la naturaleza y el resto de entidades no corporeas con las que estos cambiaformas tratan, por fortuna o por desgracia, sus muertos al morir van a la forja directamente, nada de quedarse por aqui dando la lata, por lo que esa parte del mundo trás el espejo alrededor de los licántropos está vacia para poder acercarse y husmear libremente sin posibles interrupciones por parte de familiares y amigos, pero para llegar allí hay que estar muerto, o casi.

Tomé mi té, con el cuerpo aún excitado por el ejercicio reciente la metabolización del veneno que este llevaba fué casi inmediata, mientras perdía la consciencia y mi ritmo vital se reducía a mínimos cercanos a la muerte, chasquee los dedos para preparar el cocktail que me traería de vuelta y dejarlo flotando sobre mi, si mi corazón se paraba caería sobre mi pecho trayéndome de vuelta, a veces para saber la verdad es necesario envenenarse un poco y en ocasiones sentir el aliento de alguna parca lo suficientemente cerca para oler su dulce sabor.



No era la primera vez que tomaba el "Te du morte", el real, no ese aguachirri que ponen algunas teterías clandestinas en los barrios bajos de Siria donde mezclan parte de los ingredientes originales con opiaceos para llevar a un estado similar, pero la parte más importante de la infusión, los huesos de un papa hereje, son algo difíciles de conseguir.

El frío, la humedad, la viscosidad pegada en la piel, el sudor frío, todo era bastante familiar, no era la primera vez que estaba casi muerto, aunque esta vez no habría ninguna renegada del infierno para pegar los trozos, miré a mi alrededor, estaba en casa y todo era bastante similar.

La reja con trazas del metal de para rayos de Iglesias mantenían a ralla alimañas y ese moho feo que crece a este lado en todas partes.

Al morir, los sentidos se agudizan, y ese olor era algo que había guardado, por lo que no me fué dificil seguir el rastro.



Aún quedaban unas horas para el amanecer, mi cuerpo en general aguantaba bastante bien el mal trago que le estaba haciendo pasar, aún no había caido la hipodermica de acero con el combinado, así que tenía tiempo.

El olor de la licantropa de calida sonrisa me llevo hasta una zona agreste del aljarafe, uno de esos paramos en los que aun no se han establecido permisos urbanisticos, la gente del campo se niega a vender sus tierras y la naturaleza sigue presentando dura batalla a aquell@s que pretenden romper el ciclo vital.

Verde, humedad, vida y muerte por todas partes, la naturaleza estaba allí más viva que en ninguna parte, sonreí al sentir lo opuesto a lo que era yo ahora mismo rodeandome, inundando mis sentidos, abrazando mi alma, no era dificil imaginarse a aquella preciosa chica allí alrededor de una hoguera con su manada charlando, comiendo, sonriendo y cantando.

Quizás mi idea inicial de la sociedad licántropica hasta ese momento era, independientemente de su forma de combate y toda la bestialidad que eran capaz de desarrollar, la de poco más que felices familias que en ocasiones rodean una hoguera para contar cuentos y compartir experiencias.

De todo lo que me había hecho idea que me encontraría solo hallé una enorme hoguera.

A distancia prudencial y alrededor de la hoguera había varias motocicletas de gran cilindrada con sus respectivos chalequillos, bien, habia matado dos pajaros de un tiro, había encontrado a Uccellino y a los licántropos fundamentalistas.

El resto no me gustó tanto, podría haber como tres docenas de ellos sin incluir a los 8 que habían venido del norte para su sacrificio de la luna azul.


Algunos, los mas ancianos, bebían en copas de craneos de distintos tamaños bañados en plata, sentados en improvisados asientos fabricados de alguna manera con arboles vivos, ramas y troncos muertos, mientras que hablaban algo parecido al esperanto, tenía que aprender como hacer aquello sin perturbar de forma dañina la naturaleza, solo esperaba poder ver más de lo que había ido a buscar.

Aquí entre los ancianos y la mayoria de los que pude identificar como la manada venida del Norte se encontraba Pietro, bebiendo de un craneo humano bañado en plata igual que los demás, hijo de puta, me la había dado con queso.

Otros danzaban semidesnudos y con pinturas tribales echas con sangre pintadas en la piel, alrededor de la hoguera, su danza era hipnotica, casi podía entenderse con su lenguaje corporal como esta manada había tenido que sobrevivir y habían elegido adorar a la luna oscura, mal por ellos, eso los convertía en su mayoría, cuanto menos en objeto de observación  y control.

Una de ellos llamó poderosamente mi atención, hembra, de la edad aproximada de Uccellino, pelo rubio ceniza natural y ojos tristes, está sentada frente al fuego y cuando me acerco a ella me mira directamente, por un instante creo que me han descubierto y que se acaba de acabar toda mi misión de investigación, pero trás mirar a su alrededor y ver que era la unica que podía verme, me sonrío con una sonrisa más dulce aún que la de Uccellino, con un olor similar al suyo pero más puro, mas salvaje, más animal, se llevo el dedo indice a los labios y me dijo "shhhhhh" mientras que volvía a lo suyo, quizás no estuviese solo en esta aventura y tuviese alguien que me ayudase desde dentro, tenía que saber más, al menos su nombre.

Existía un constante flujo de danzarines hacia algún lugar entre lo más frondoso del paraje, reconocí a algun@s de l@s más jovenes como aquell@s en cuya compañia habia estado apenas cuatro horas, aunque principalmente los danzarines eran machos, jovenes en edad de poder disponer de crear progenie para la manada.

Traté de llegar al lugar al que se dirigían los danzarines, pero aquel lugar rezumaba demasiada vida para mi estado, no pude ver más que sombras moverse, escuchar gemidos y respiraciones entrecortadas, algún que otro aullido, rasgar de ropas, el olor a sangre de las primeras capaz de dermis, mas gemidos, sin duda allí se lo estaban pasando bastante bien.



Me volví a acercar a la hoguera para tratar de pegar oreja y enterarme de lo que estaban diciendo los bastardos del Norte, al menos, para saber que demonios era lo que planeaban hacer, a quien pretendían sacrificar y donde, si era lejos de algún lugar conectado con la celda de Luzbel tampoco me importaba demasiado, ya se encargarían los departamentos correspondientes, al menos cuando presentase mi informe y todo el papeleo burocrático correspondiente con una gota de mi sangre como sello para que agilizasen la documentación.


Conseguí entendender que robarían algunos niños aprovechando la defunción de una de las brujas que trabajaba como matrona en el Virgen del Rocio y que era quien mantenía la barrera sellada con cualquier posible otro lado.

Hijos de puta, sacrificar niños, eso explicaba el collar del alfa de la manada del Norte hecha de huesos pequeñitos.

Ya tenía lo que quería, aunque no era lo que había ido a buscar.

Uccellino...

Mi cabeza sumó dos mas dos, no había caido, ella estaba en aquel paraje allí al fondo.

Mi curiosidad por ver más allá me estaba comiendo por dentro, pero no podía acercarme alli, aquello estaba demasiado vivo para como estaba y aparecer alrededor de esa hoguera de alguna otra forma sería un suicido total y completo.

Quedan un par de horas para el amanecer, mi cuerpo comienza a resentirse, tendría que volver, pero quiero ver, quiero saber.



En algún lugar de la "entrada" del lugar se forma un curioso revuelo, los danzarines paran, un par de ancianos dejan caer sus copas y corren hacia alguien que traen dos machos agarrados de los brazos, parece que muere y que debe pesar bastante.

La gente comienza a salir del claro, desnuda, con la piel surcada de marcas, en distintas formas licantrópicas, la última en salir es Uccellino en forma de combate, tiene casi todo el torso bañado en esperma, al cambiar de forma tiene la piel brillante de sudor y el pelo empapado, al ver al licantropo que traen los otros dos agarrados por los brazos el panico acude a su mirada, se abre paso con violenta prisa hacia el.





Continuara...