jueves, 20 de diciembre de 2012

Blue Moon (parte I)

"Mi nombre es Iván, soy un taumaturgo acreditado en la ciudad de Sevilla, cobro por resolver casos donde la "razón humana" deja de funcionar." 

 Estoy empezando a odiar este año. 


Los primeros días del año, después de una de las traiciones más dolorosas que he sufrido nunca por parte de alguien en quien confiaba, murió una de las ancianas más dulces y cariñosas que he conocido nunca, la abuela que nunca tuve y a la que no me parecía justo traer de vuelta. 


Al otro lado toneladas de mierda se acumulaban esperando la llegada de Luzbel mientras yo seguía la pista de Jezz (y de quienes habían destrozado mi casa) por todo el puñetero país, tratando de no llamar la atención al pasar por encima de los peajes, para acabar como antes escribí con muertes por todas partes y al predilecto de El Altisimo encerrado en su peculiar recreación virtual del paraíso para que dejase de dar la lata al intentar entrar en nuestro plano.


Como decía antes, el poder de la psique colectiva puede obrar milagros, de hecho la mayoría de ellos son obra de lo mismo, al igual que el señor Gaiman escribía sobre el sueño de un millar de gatos, si demasiadas personas normales creen lo mismo ello acaba sucediendo, si ya incluimos en ello a algún líder de secta tocado con algo de quintaesencia o con la capacidad de manejar levemente el octarino, ya ni te cuento. 


Muchos paletos creen que los mayas anunciaron el fin del mundo en sus discos, cosa que tampoco habría andado demasiado mal encaminada de haber conseguido llegar Luzbel a nuestro plano desde el infierno donde fue arrojado hace eones, aproximadamente seis meses es lo que habría tardado en erradicar hasta la ultima forma de vida terrestre y convertir nuestro plano en un puto erial, algo parecido a lo que sucedió en Venus o en Marte durante la guerra de los mil años, pero esa es otra historia. 


El siguiente problema al que nos enfrentamos este año, por si no fuese suficiente, tenemos una segunda luna azul antes de que termine el año. 

No habría problema alguno si no fuese porque para la comunidad licántropa, una luna azul después del Solsticio de Invierno indica la llegada del Ragnarok, o al menos así era antiguamente y sigue siendo para algunos de los más fanáticos de estos enormes, peludos y poco adorables hijos de la luna. 

Recientemente la comunidad de licántropos de Sevilla ha recibido a una manada de sus hermanos del norte de Europa, donde este tipo de creencias y tradiciones están mas arraigadas.

Según informes policiales, en el partido de fútbol de hace unos días esta manada de lobos nórdicos, mientras estaban borrachos como cabras turcas, provocaron un altercado con algunos de los seguidores de uno de los equipos locales que tenemos en la ciudad. 

Al parecer una de las dotaciones montadas, esos caballos parecen entrenados para matar porque para perseguir a unos licántropos tienen que tenerlos cuadrados, persiguió a estos “ultras” hasta un callejón sin salida en el cual, según el informe, consiguieron huir de alguna forma aún no encontrada. Y una mierda, uno de los trucos que suelen usar este tipo de preternaturales es cambiar de plano cuando se ven demasiado arrinconados, normalmente al nivel más próximo de la realidad que todo el mundo conoce. 

Este tipo de altercados a mi realmente tampoco es que me importen demasiado, no es el departamento con el que “trabajo” el que lleva las amonestaciones por desorden publico provocado por preternaturales, pero mis amigos del otro lado me han avisado que su alfa es un fanático de la orden del Ragnarok, cuyos miembros entre otras cosas aparte de comer carne humana de forma asidua, poseer poderes que podrían rivalizar con un taumaturgo de nivel medio y ser de una de las castas de pura raza (con todo lo que ello conlleva), también son creyentes de las celebración de sacrificios rituales en eventos lunares concretos, como es el ejemplo de este 28 de diciembre, o el día de los inocentes. 

No podía ser el día de la marmota o el día de los difuntos o cualquier otro día, no, tenía que ser el día de los inocentes, ese día en el que los angeles se disfrazan de diablos y viceversa para bajar o subir, según el caso, a gastar bromas a los mortales y no tan mortales siguiendo unas reglas pre-establecidas hace siglos. Por lo que parece que va a ser un día bastante movidito. 

Sin embargo tengo que hacer algo al respecto, conozco de oídas algunos de sus rituales y no puedo permitir que realicen ningún sacrificio de sangre inocente cerca de el lugar del que salió Luzbel, no creo que sea suficiente para liberarlo o molestarlo, pero nunca se sabe, además bastante tenemos con limpiar la zona cada semana, hay cosas que por mucho que frotes y limpies son imposibles de borrar, la cicatriz que surca mi torso desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda me lo recuerda cada vez que me toca el turno de limpieza y empieza a doler, menos mal que soy zurdo y pude terminar de lanzar aquel conjuro antes de que Luzbel me partiese en dos. 

Por lo que inequívocamente tenía que buscar alguna forma de contactar y entablar relación con la comunidad licántropa de Sevilla, la pregunta era ¿Cómo? Algunos, los más jóvenes en la mayoría de los casos, son fáciles de tratar, volubles en muchos casos, pero abiertos de mente con el resto de preternaturales que campamos por las calles, carreteras y caminos de Sevilla. 

Sin embargo, cuando van envejeciendo, cuando adquieren responsabilidades dentro de su propia comunidad, empiezan a volverse más protectores para con su familia, su manada, su comunidad y los suyos, empiezan a cerrarse en banda permitiendo sólo entrar con cuenta gotas aquello que desean que forme parte de su circulo. 

Por fortuna, aunque metafíscamente hablando somos muy distintos, con algunos que aún no han terminado de cerrarse en banda y con los mas jóvenes, comparto algunos gustos y aficiones normales, así que hace unos días quedé con ellos para ver el estreno de la última película del señor Jackson. 

Tras dejar sin cerveza el Guilles de Rais y bebernos todo el Jack Daniels que tenían tras la barra, llegó el momento de charlar en la cercana y remodelada plaza de la Alameda de Hércules, que no está mal lo que le han hecho pero antes tenía mucho más encanto, supongo que es lo que sucede en la mayoría de barrios donde se mudan comunidades de algún tipo, tarde o temprano acaba siendo remodelado en función del espíritu colectivo de sus residentes. 

Mientras Pietro, el alfa de su manada, compartía conmigo una petaca de algún extraño licor con sabor a té rojo, no pude evitar analizar al resto, en concreto a una de las chicas, la cual sonreía en la distancia de forma dulce cada vez que furtivamente miraba hacia ella, mientras charlaba de forma animada con el resto. 

Casi de mi metro ochenta de estatura,con una figura lo suficientemente sexy como para romperte el cuello a su paso, piel rosada, nariz preciosa, grandes ojos azul claro, pelo castaño claro con mechas rubias,unos labios que darían significado a la palabra beso y cuya curvatura sería capaz de derretir hasta al gigante de hielo más feroz. 

Todo en ella poseía ese atractivo animal que tienen los metamorfos. 

Había tenido cerca a otras metamorfas, muy de cerca, conocía bastante bien como se comportaban en presencia de extraños y en la intimidad, pero nunca a una licántropa joven como ella, pasaría levemente de la veintena y a pesar de haber nacido bendecida con los dones de la luna llena, parecía que aún no había elegido compañero, durante nuestras horas de bebercio no había podido evitar prestar atención a como se movían los machos de su manada alrededor de ella, intentando acercarse a ella pero manteniendo las distancias ante gestos simples; tenía delante a una alfa que probablemente en un futuro daría a la comunidad sanos y buenos cachorros, quizás fuese por eso que aún no había decidido tomar compañero. 

No estaba muy versado en esa parte de la cultura de los cambiantes, aunque conocía la clara diferencia entre una gata y una licántropa, las primeras tenían muchos machos dispersos y pasaban tiempo eventual con el que mejor le viniese según el momento, sin embargo las licantropas elegían a su compañero generalmente hasta la muerte. 

Caminando para tomar un poco el fresco nos dirigimos hacia la zona del río donde aún quedan grandes partes con césped entre el puente de Triana y el del Cachorro, lo que antiguamente se conocía como capote, que a altas horas de la noche estaba casi vacío a excepción de un grupo de canis que nos miraban con mala cara. 

Y allí en un lugar donde el césped era más tupido y no tenía mucha de la basura que dejaban los humanos que allí iban a hacer botellón, nos sentamos sobre una enorme manta a cuadros escocesas que llevaba uno de los mas jóvenes en una mochila. 

Mientras que los demás jugaban a “hombre lobo en castronegro” con cierta sorna, yo hablaba con Pietro, la conversación estaba yendo por donde pretendía, no hay mejor forma de obtener lo que quieres de un licántropo que primero alabarlo para acto seguido tentarlo con el clásico sureño de “no hay huevos”, al final con un poco más de aguante por mi parte que por la suya conseguí que me considerase hermano de manada aunque fuese de forma temporal. 

Aunque el seguir bebiendo a este ritmo estaba empezando a afectar a mi coordinación y sinceramente, no habría podido realizar ningún conjuro complejo, aunque realizar magia delante de licántropos es considerado una ofensa, por lo que me contuve de usar nada para metabolizar antes el alcohol, ya lo haría después. 

En ese momento estando compartiendo una botella de licor de destilación casera que Pietro guardaba en una mochila de cuero bastante usada.

Uno de los canis se acercó a nosotros mientras decía con un marcado acento sevillano
 -¿illo tiene un sigarro?

 -No, no fumamos ninguno – dijo Pietro hoscamente. 

Otro de ellos apareció por detrás del primero acercándose a los demás que jugaban a la versión licántropa del “jungle speed” consistente en pasar las manos a una forma intermedia entre la humana y la de combate, que ante su presencia escondieron rápidamente las manos mientras las devolvían a su forma humana original.

 -Illo que guapo ¿a ésto cómo se juega? – dijo mientras pasaba su brazo por encima del hombro de la chica rubia que tanto había atraído mi atención, con un incomodo gesto por su parte a la vez que miraba al alfa de su manada a la espera de algún tipo de reacción o permiso por su parte. 

Pietro se levantó como un resorte del suelo mientras cambiaba completamente a forma intermedia alcanzando los casi dos metros, aumentando de tamaño también a lo ancho, exhibiendo dientes y manos algo más grandes y afilados de lo normal y espesándosele el pelo de la cara, cosa que podría costarle un buen tirón de orejas según la normativa vigente sobre exhibiciones ante mortales. 

Sacando pecho fue a agarrar el brazo que reposaba sobre la chica la cual estaba empezando a girarse, para deshacerse del “abrazo” que le estaba regalando de forma gratuita el espontaneo. 

Teniendo en cuenta la cantidad y concentración de los diversos alcoholes que habíamos bebido esta noche, aquello podía acabar en tragedia para todos y también en mucho papeleo para mi. 

Sopesando las posibilidades y aunque como dije antes, era considerado una falta de respeto, con la mano izquierda conseguí trazar un conjuro de aceleración mientras que con el derecho sacaba un área de felicidad, paz, calma y ositos de peluche de algún lugar de la infancia que no tuve.

 -Quita de ahí ese brazo – dijo en ese momento la chica rubia con una voz tan gélida como la mirada que le lanzaba al cani que trataba de expresarle algún tipo de cercanía, dios, si no estuviese pendiente de evitar que llegase la sangre al río casi me habría excitado ante la chica dura que había detrás de esa dulce sonrisa que había visto unos minutos atrás. 

Pietro cambió su semblante de inmediato, bien, al menos ya no quería hacer de la cabeza de aquel insensato un trofeo o un cuenco para tomar los cereales, suavemente agarré el brazo de Pedro que se dirigía con agresiva intencionalidad hacia el cuello del cani afectivo.

Interponiéndome entre ambos dos y mirando a los ojos al afectivo muchacho, dije mientras usaba “la voz” 


– La chica ha dicho que quites de ahí ese brazo, hazle caso y marcharos de aquí, hay una buena fiesta bajo el puente del Alamillo, iros por favor. 

Usar la voz mientras metabolizas a ritmos forzados el alcohol que has bebido y mantienes un conjuro de área activo es jodidamente agotador, por lo que mantuve el tipo hasta que ambos dos se largaron gritando órdenes al resto de su agrupación para irse a la ubicación que les había indicado. 

El problema de los licántropos jóvenes cuando beben es que acentúa su parte animal. 

Cuando me derrumbé y Pietro fue consciente de lo que había hecho, se volvió hacia mi en el suelo, girando a mi alrededor soltándo improperios centrados en la palabra respeto, apelando al pacto que habíamos realizado, su enfado iba in crescendo, estaba a punto de lanzarse sobre mi, me habría hecho pedazos, sinceramente. 

 Sin embargo, la chica rubia se metió de por medio poniendo las manos de forma suave en el pecho del alfa diciéndole

 – Déjalo, ha sido por nosotros, piénsalo, la podríamos haber liado si se hubiesen quedado.   

Alzó su mirada y con ella hizo que el semblante de Pietro cambiase, no solo tenía unos ojos preciosos sino que sabía como usar el poder que una mirada encierra.

 -Está bien, pero ahora es tu responsabilidad, a mi me ha insultado como alfa de esta manada, así que si quieres que permanezca con nosotros se ha convertido en tu responsabilidad, no pienso enseñarle nada como había prometido, así que ahora el pacto recae sobre ti pequeña Uccellino, no nos deshonres como ha hecho este taumaturgo.

Dicho esto se giró y pasó al otro lado seguido por el resto de la manada que seguía a su alfa. 

Ella sacó un bic azul de su chaqueta, en un trozo de papel escribió su teléfono y me lo tendió con una sonrisa.

 -Hablamos, llámame o mándame un whatsapp, taumaturgo – dijo mientras comenzaba a desvanecerse en el paso.

 -Iván, me llamo Iván – dije casi tartamudeando. 

Vi como movía los labios pero ni pude oir su voz ni leer sus labios, estaba ya al otro lado y no me atrevía a seguirlos para no ofender más a su alfa. 

Uccellino, la ha llamado Uccellino.

Continuará