Es lo que he soñado hace un rato, podría haberme dado la vuelta, cerrado los ojos y buscado en el mar de brumas algo mejor para soñar, un pensamiento feliz, sin embargo he saltado de la cama para escribirlo (y aprovechar un poco la mañana de esta penúltima semana de vacaciones).
Hasta encontrarle un mejor título con ese se queda.
...entre en la casa tratando de que los pantalones bombachos
a los que no estaba acostumbrado no rozasen ninguna de las velas que estaban
encendidas en el suelo para evitar que se prendieran como había sucedido un
rato antes, buscaba a la inquilina del edificio.
Shaman, bruja, sanadora o cualquiera de los otros nombre que se le pueden
atribuir a alguien que es capaz de ver en mas allá de la tercera dimensión y
ponerlas todas en contacto.
Tenían una pequeña reunión en el sotano iluminado por lámparas
de papel con velas dentro que ocupaban las esquinas, un par de pufs enormes y
un sofá bajo con la tapicería de un tacto aterciopelado eran todo el mobiliario
de aquella habitación.
Sentados en ellos, la bruja, o chica pájaro como la solía
llamar, delgada como la línea entre las realidades en aquella habitación de
nariz aguileña en uno de los pufs , un tipo calvo y musculoso que sonreía en el
otro y una chica de piel pálida pelo rojizo teñido y muchas pecas por la
espalda sentada en el sofá.
Esta ultima jugaba de forma sensual con lo que parecía una
baqueta con grabados entre sus pronunciados labios.
-¿Puedo besarte?- pregunté esperando un no.
-Haz lo que quieras-dijo mientras seguía rozando y lamiendo la baqueta con sus labios mientras
no paraba de sonreir.
Lentamente acerque mis labios a los suyos y aparte la
baqueta, su lengua rozó la comisura de mis labios haciendo que los pelos de mi
espalda se erizasen como su fuese luna llena, le dí de su propia medicina y
note como se contorneaba como una serpiente.
Debí perder la noción de la realidad y del tiempo en ese
beso.
Escuché un rumor de tierra abriéndose, las velas se
apagaron, corrimos descontrolados hacia arriba por las escaleras y me golpee
con el quicio del marco de la puerta mientras iba aumentando de tamaño de forma
descontrolada por aquel repentino e inesperado terremoto, respiré hondo aún con
el calor del dolor caliente en mi frente y volví a la forma normal.
Al salir fuera las casas estaban partidas en dos, el suelo
lleno de cadáveres destrozados y no se como había quedado medianamente intacta
el edificio de la bruja , la cual por cierto no aparecía en ninguna parte y en
mitad de todo el caos que me rodeaba estaba el tipo calvo o al menos lo que
quedaba de el del pecho hacia arriba.
Se volvió con una sonrisa entre afable y socarrona, en ese
momento pude verlo bien, su piel era tierra agrietada, le faltaba el ojo
izquierdo y en su lugar solo quedaba un profundo y oscuro pozo, donde antes
estaba su cuerpo solo había correosas falanges de distintos grosores y
longitudes que se extendían por varios metros a su alrededor clavándose en la
tierra y flagelando el aire que lo rodeaba.
Algo en el desolador paisaje llamó mi atención, una familiar
figura corría con un ancho vestido alejándose de la criatura que se había convertido
el calvo con el que momentos antes compartía risas mientras lamía de forma
sensual la baqueta.
Mientras saltaba esquivando lo que parecía ser el primer
ataque de la criatura cambié de forma a algo más licantropicamente grande y
menos humano para poder alcanzarla con la mayor velocidad posible, llegué justo
en el momento en el que se dirigía hacia ella una de las falanges más largas, adelantándome
a la misma derribé y alrededor mío todo fueron gasas de colores de la ropa de
ella.
Nos incorporamos, la miré a los ojos y de su espalda
salieron numerosas falanges, mientras que sonreía y su piel se volvía terrosa.
Por un instante estuve tentado de rendirme, dejarme llevar
por aquel abrazo inminente y dejarme llevar hasta donde quiera que me llevase
convertirme en aquello que tenía delante.
Fue hasta que recordé a quien tenía delante, quien era
realmente y no quien había dicho ser, saqué mis garras y con mas dolor que
rabia, de un golpe mandé su sibilina mirada con sus pronunciados labios y el
resto de su cabeza hasta donde la fuerza y la rabia me alcanzaron…