viernes, 4 de mayo de 2007

Reunion : Acto VIII : Pérdida

La columna del mundo, ubicada en el nexo entre las realidades, es una formación rocosa de titánico tamaño y que solo puede ser explotada una vez cada mil años y después de insufribles pruebas, cuentan las leyendas que solo los dioses elegidos pueden romper algo hecho con el material extraído de ella, muchos lo han intentado...



Las puertas del pasillo que rodeaba a la sala del triunfo fueron arrancadas de un golpe hacia dentro, saliendo disparada hacia la sala del triunfo una de ellas y la otra cayendo pesadamente encima de los enanos, una enorme polvareda se levanto al haber sido arrancadas de cuajo de la pared.

La figura alada paro la puerta en el aire extendiendo su mano izquierda y con un gesto la arrojo a un lado, era demasiado pronto para entrar en combate pues no conocía las habilidades de este nuevo cuerpo en su totalidad, pero tendría que improvisar, no quedaba otra posibilidad si quería arreglarlo todo a ambos lados, grito una orden en el lenguaje de batalla a los enanos y todos ellos corrieron a buscar refugio, si la cosa salia mal, si era asesinado allí en su propia sala del triunfo, su reino, seria una bonita bola de fuego en mitad del reino de Sueño.


Se abrió un boquete en una de las paredes y una nube de polvo lo rodeo, él se comprimió mentalmente, plegó sus alas, bajo al suelo y dejo caer sus brazos a los costados, con la vista fija en el hueco, una figura comenzaba a dibujarse cuando comenzo a disiparse, allí estaba su enemigo, una voz profunda retumbo en toda la sala :


-
Vengo a por lo que es mio por derecho, donde se encuentra el señor de este reino?

El polvo se asentó y de el surgió un ser de piel de ébano, vestido con ropas purpura y una cadena colgada del cuello de la cual pendían siete piezas de hierro, en su mano portaba un sable y su cabeza estaba tapada por un gorro, en sus ojos ser veían relatos de mil batallas y su piel oscura estaba curtida por ellas


Él miro al ser que tenia enfrente y recordó, recordó a la chica del lago, recordó la invocación, el despertar y y la llamada que ahora ya era tarde para ser respondida.

- Tu lugar ya no esta aquí, ya no eres necesario, fue un error convocarte

-
Me despiertas de tu inconsciencia para rechazarme? - dijo, entrecerrando los ojos con ira- Crees que soy un objeto que puedes devolver? formo parte de tu ser y me rechazas, esta ofensa debe ser pagada con sangre, con la tuya! - grito abriendo los ojos mientras que el sable que portaba estallaba en llamas, se desplazo a través de la sala y al instante siguiente estaba encima suya clavando el sable en el esternón, de no ser porque el ya no estaba allí, se encontraba medio metro atrás de donde el golpe había sido dado y parando con el dorso de la mano izquierda la hoja del sable y con la derecha agarrando la muñeca del recién llegado.

Lo miro a los ojos que gritaban de sorpresa y le dijo :

- Este ya no es tu lugar Ogum, la guerra ha cesado, no necesitamos mas derramamientos de sangre - mientas que giraba su muñeca y arrojaba con el dorso de la mano el sable a la otra punta de la sala - no deseo combatir contra un Orisha, eres bienvenido a mi reino pero no como invasor sino como invitado - dijo mientras soltaba su muñeca.

Otra espada apareció en la otra mano, y ataco fintando a la derecha, la figura alada esquivo el golpe y una vara de madera negra de dos metros apareció en su mano, flexiono su cuerpo hacia atrás y lanzo un golpe con la punta de la vara en dirección al estomago de su oponente que la paro con el lateral de la espada agarrando esta con ambas manos, agarro la vara por el centro y la hizo girar sobre si misma golpeando la barbilla con un golpe seco que lo proyecto por los aires, en mitad de la caída Ogum paro en seco plantando los pies en el suelo y contraataco con la espada haciendo círculos en el aire para no dejar ningún punto al aire, la figura alada adopto una posición levemente lateral y comenzo a hacer girar la vara, que choco varias veces con la espada haciendo que su velocidad aminorase, en el ultimo giro y choque, giro la muñeca y paso cerca del cuello de Ogum, agarro con la mano izquierda la vara por su extremo, planto el pie izquierdo atrás y con un giro del cuerpo entero propino un golpe con la mitad de la vara de madera en el costado de Ogum, este a su vez cambio de mano la espada y dio una estocada frontal al lugar donde la figura alada termino su golpe, clavando la punta de la espada entre las costillas - Mía es la primera sangre - dijo recuperando el aliento, dando un par de paso hacia atrás sin bajar la guardia y lamiendo la dorada sangre que había en la punta de su espada - Puede ser tuya la primera sangre, pero, creo que tienes algo de menos no? - dijo la figura alada sonriendo, Ogum miro su cuello y la vara, por esta se deslizaba el collar con las 7 cuentas de hierro que llevaba puesto, la figura alada deslizo el collar hasta su antebrazo izquierdo y cambio la vara de mano, bajo el brazo izquierdo y cogió el collar mirando las cuentas y haciéndolas tintinear en el aire - creo que esto es tuyo y que sin esto no puedes hacer nada verdad? - mientras que lo levantaba en el aire y recitaba algo en voz baja paralizando a su oponente mientras que sonreía.

-Pequeño bastardo, soy mas antiguo que cualquier truco que hayas podido utilizar para pararme- dio un paso atrás y abrió los brazos, a su alrededor aparecieron sables, picos, machetes, martillos, mandarrias, yunques, rastrillos, hoces, guadañas, serruchos, clavos, cuchillos,lanzas, espadones y cientos de armas forjadas en hierro
- Que puedes hacer tu contra esto? - dijo mientras abría los brazos y los extendía hacia él, proyectando de esta forma todas las armas que habían aparecido.

- Nada - dijo el serenamente con los ojos cerrados, en su interior su energía pugnaba por salir, pero no fue hasta el instante anterior a que la primera de las armas lo rozara cuando dejo que se expandiera- Y todo - abrió sus ojos, extendió sus brazos y desplegó sus alas con un golpe que le hizo elevarse unos metros del suelo, un torrente de luz y fuego dorado llenaron la habitación, fundiendo las armas que hacia el volaban y derritiendo los trozos mas pequeños de piedra de la pared que se encontraban formando cascotes por todo el suelo

Ogum se protegió el rostro con los brazos, pero el fuego no le quemo solo paso a través de el, cuando la onda hubo pasado abrió los brazos y los ojos y miro a la figura que tenia enfrente - Si has podido rechazar esto, tienes razón, no tengo nada que hacer aquí y mi cuello es tuyo, caeré y dentro de poco volveré a despertar en otro lugar, en otro cuerpo, en otra vida, porque así esta marcado para los Orishas - dijo mientras se arrodillaba y mostraba su cuello arrancando parte de la pechera del torso de sus ropajes



Él extendió la mano izquierda y convoco una espada de plata reluciente, bajo al suelo sin plegar sus alas y se acerco con lentos pasos a Ogum, alzo la espada para mirar su hoja, entonces con un giro de muñeca la espada cayó, Ogum cerro los ojos para sentir el cálido abrazo de Muerte.



Abrió los ojos y ante ellos estaba la empuñadura de la espada y en esta el collar con las cuentas de hierro - Que no sea tu lugar ocupando parte de mi ser no quiere decir que no seas bienvenido a mi reino, pero lamentandolo mucho ahora mismo estoy en un momento en el que no puedo atenderos como merecéis señor de la guerra de los Orishas - dijo con una reverencia - tomad mi filo por los que habéis perdido y también os devuelvo vuestro collar -

Ogum se alzo agarrando la espada y el collar, al contacto con su mano el collar volvió a aparecer en su lugar e erigiéndose miro a los ojos a la figura alada y musito - gracias - mientas que colgaba la espada de su cinto - no tienes porque darlas, ahora si sois tan amable, deshaced el destrozo, se que podéis hacerlo con vuestra voluntad y mi permiso y volved por donde habeis venido - dijo amablemente
- Señor de esta parcela del reino de Sueño, mitad Serafin, mitad Archidemonio
- No, ya no - le interrumpio - querido Orisha, ya no soy mitad ni del cielo ni del infierno, soy algo nuevo que ha pasado por el Crisol de las almas y ha vuelto, pero no quiero entreteneros contandoos mis historias pues ni yo tengo tiempo para contaroslas ahora mismo ni vos debeis permanecer aqui por mas tiempo, tengo demasiadas cosas pendientes por hacer-
-Os debo algo, no solo una disculpa por haber irrumpido asi en vuestra morada sino a daros el don que venia a darle al ser que erais antes
-Ya os llamare querido Orisha, ya os llamare
-Como deseeis - diciendo esto entrecerro los ojos, las paredes volvieron a su lugar y cuando el ultimo trozo de piedra fue recolocado Ogum desaparecio.

- Curiosos estos Orisha, tengo que aprender algo mas acerca de ellos - dijo sonrriendo y agarrandose el lugar donde la espada de hierro frio habia cortado su carne, la herida quemaba, demasiado, si no hubiese expandido todo su ser en el momento justo ahora mismo estaria ensartado en la pared de un castillo que volaba por los aires y no por los cortes o daños internos, sino por el hierro frio al que todo habitante de Faerie era alergico y mortal para sus heridas.

Llamo por el comunicador de su armadura a los enanos, que acudieron prestos al lado de su señor, que al verlos llegar se permitio caer de rodillas, doscientos pies corrieron en tropel hacia la alada figura que era su señor Rezord el jefe del ala medica fue el primero en llegar, adelantarse y convocar sus vestimentas de medico de campaña compuestas por un mandil de cuero gris y un cinturon con cientos de pequeños bolsillos y una cruz roja y enorme en el pecho, toco el sello de la armadura pectoral y esta se desvanecio, la herida provocada por la espada del Orisha habia hecho mas daño que el que aparentaba, la carne a su alrededor comenzaba a volverse gris y la herida rezumaba sangre dorada que burbujeaba
-Que ha sido lo que ha provocado esta herida mi señor?-
-Hierro frio, llamadla a ella, llamad a la que conoceis como Lúthien - dijo sosteniendo el aliento, aquello dolia infernalmente, se curaria pero, necesitaba verla, coger su mano entre las de el y mirar a sus ojos del color de la esmeralda
Los enanos retrocedieron un paso, dos, solo Rezord se quedo al frente, bajo la vista y dijo con un hilo de voz - Mi señor, vuestra amada... ya no puede estar entre nosotros...
- Como? quien? porque? llamad a Oniros, hablare con Muerte, puede volver, se que puede hacerlo, pagare el precio
-No mi señor - Le interrumpio el enano - Hierro frio - dijo mientas una lagrima resbalaba por su mejilla, conocedor de lo que aquellas dos palabras significaban, solo el hierro frio puede matar a un habitante de Faerie mas alla del umbral de la vida o la muerte, solo el hierro frio puede matar para siempre...


Ni en el pozo de tortura mas profundo del averno, ni la herida mas dolorosa del campo de batalla, ni la caida del mas bello angel del cielo habian provocado un grito con tal agonia que retumbo por las paredes de todo el castillo, de todo el jardin y de los reinos colindantes, incluso Oniros, sentado en su trono derramo una perlada lagrima por aquel grito.

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