sábado, 18 de septiembre de 2010

Cazador de Medianoche : Paseo tras el espejo (parte II)

Deshaciendo el escudo con la mano derecha y saltando hacia atrás, alce la izquierda hacia esos seres que nos rodeaban instantes antes y los drené, los drené hasta la médula, sentí en ese instante como la oscuridad del abismo fijaba su vista en mi mientras me llenaba de un poder que no me era del todo desconocido y hacia arder mis venas desde dentro.

Como un mal viaje de heroína.

Solos de momento en aquel instante y estando yo recargado con todo el poder que había podido extraer de aquellas patéticas criaturas, mi impulso inicial fue el de seguir drenando el siguiente cuerpo cargado de energía que tenia cerca.

Durante unos instantes miré a Iväna con los ojos de un depredador hambriento, me vi a mi mismo desde fuera y mi imagen era similar a la de un vampiro hambriento mirando a su presa.

Sigo sin saber que fue lo que me impulso a retomar el control, la chica parecía tan apetecible energéticamente hablando como una cebra herida a un león hambriento.

Pero retomé el control, no podía volver al mundo real con esta acumulación de energía oscura en mi, así que creando una ilusión a mi alrededor saqué el anillo del dedo de ïvana y antes de que fuese consciente de que era lo que había ocurrido, la mandé al mundo real a la ubicación de Sherezade, estuviese donde estuviese, haciendo lo que estuviese haciendo, no me importaba, el plan no estaba saliendo como había planeado, pero tenia que salvarla y aunque plantarla delante de Sherezade, aquella que había ordenado su ejecución, no fuese lo mas ortodoxo, no tenia otra salida.

Duro solo un segundo, Iväna ya no estaba allí, ahora tenia que deshacerme de esto que cabalgaba por mi interior, que hacía arder mis venas desde dentro, clamándome comportarme como los seres a los que había arrancado la energía, llamándome al kaos, la desidia, la muerte y la destrucción de todo lo que me rodease.

Salté a la primera capa a través de un espejo interconectado con otro en capas superiores, a algún mago de alguna parte iba a hacerle la puñeta, que me cogiese la matricula.

Salté sin escudos, sin protección, necesitaba gastar toda aquella energía de alguna forma y manchas oscuras que dolían como el puto infierno aparecieron por toda mi piel.

La liberación del peso de las capas profundas unido a las oscuras energías que corrían por mi, me hicieron bramar de placer y notar los primeros síntomas del cambio de forma mientras oteaba el horizonte con la mirada para buscar mi objetivo, ya que es sabido que en la primera capa es donde habitan los sueños de los soñadores que siguen creyendo en sentimientos puros, iba a anotar otra mancha mas a mi expediente.



Corrí mientras mi cuerpo cambiaba de forma solo, liberado del drenaje de capas inferiores, a algo que podría parecerse a una teriantropodo en su forma de combate en versión corrupta o lo que es lo mismo, un cuerpo humanoide gigante con rasgos bestiales y pústulas e icor verdoso brillante cubriendo gran parte de su superficie.

En mi cabeza retumbaba la llamada de la quinta capa, de aquellos hermanos de los que había drenado pidiendo que volviese junto a ellos, tentándome, llamándome a volver al abismo del que ellos habían salido, pero la llamada a cuatro capas de distancia y por mucho que hubiese absorbido no era lo suficientemente fuerte.

Visualicé a una soñadora, una chica joven, sus sueños distaban de la realidad acerca del desenlace que tendría la relación que tenia con su chico, lo supe solo con verla.

Tendría que devolverle con creces lo que estaba a punto de hacer.

Y volví su sueño una pesadilla, en ambos lados.

Tendría que pagarle esto a Morpheus, pero ya ajustaríamos cuentas.

Me liberé de la carga oscura y me alimenté ávido de sus sueños de futuro, pasado y presente y salí a la realidad.

Parecía estar de vuelta a Sevilla, con el aspecto de Ïegor tras haber pasado por el otro lado del espejo.

Aceleré aquel cuerpo que no era el mío aún y lancé una sencilla distracción a mi alrededor mientras corría a velocidad de vértigo por las calles del barrio de Las Letanías.

Saqué de un bolsillo del ajado abrigo que llevaba el indicador del tiempo que me quedaba.

Confiaba que comprobasen varias veces el “error “ en el sistema de la duplicidad de almas, antes de que mandasen a alguien a destruirnos a ambos mientras corría acelerado e invisible.

Mi casa quedaba lejos y el tiempo se me estaba agotando, no tenia móvil con el que llamar a Jezzabel, tampoco aIväna que ya no era Iväna, ni siquiera a casa para desactivar las defensas antes de que llegase por si se me olvidaba desactivar alguna, no sería la primera vez que me veo atrapado en una de mis propias trampas por despistado.



Retorne la morfología de mi carne a la de mi cuerpo original, intentando no mirarme en ningun espejo para no horrorizarme de las pintas que tendria que llevar después de esta aventura por las distintas capas del otro lado del espejo, lancé un conjuro de imagen sobre mi mismo, los demás me verían en vaqueros y camisa a cuadros, me volví visible cerca de una parada de taxis, tomé un taxi en dirección a el centro comercial de Sevilla Este, ya averiguaría como llegar desde allí a casa, mover los semáforos fue sencillo.



Pero cuando estábamos a medio camino por la S-30 noté que el taxista estaba siendo poseído por algo gordo y luminoso y no me refiero a King Africa vestido de luces, mi mano se lanzó hacia la puerta antes de que consiguiese bloquear los seguros del coche.

Un angel estaba entrando en el, y no uno débil, se volvió y me dijo “no te saldrás con la tuya”,
Antes de permitirle hacer algo, salte del coche en marcha, no sabia a que velocidad íbamos, y el golpe contra el suelo me dejo aturdido mientras el frenaba el coche.

Pero antes de que saliese terminé de agotar las energías que había sustraído de aquella soñadora y sobrepasé el limite de velocidad permitido en vehículos corriendo hacia el núcleo urbano que acabamos de pasar.



Eran las tres de la mañana y tendría que robar un coche, de la forma tradicional.

Sin embargo llegando al centro comercial de Sevilla Este vi un motero con un gato montés en la chaqueta de cuero montado sobre el ultimo modelo de Harley, y como dice el refrán la ocasión la pintan calva, como el motero por cierto.

Pesando como pesaba, el golpe que le di no le haría mas que fracturarle un par de huesos poco importantes mientras me montaba en su moto y aceleraba quemando ruedas en dirección a casa, el taxi me siguió durante un rato, pero la velocidad que puede alcanzar una preciosidad como la que iba cabalgando lo dejó atrás pronto, en ese momento supe cual seria mi siguiente maquina.

Todo estaba saliendo mal, al menos volvía a ser yo mismo y al chica estaba frente a Sherezade, solo esperaba que la clemencia de un angelical fuese suficiente como para que lo la ejecutase ella misma.



Llegué a casa, bajando todas las defensas y abriendo la puerta de la planta baja con un chispazo en el cuadro de mandos, tendría que arreglarlo al día siguiente.

Si había día siguiente.

Subí las escaleras a toda prisa mientras que abría las puertas y reactivaba las defensas a nivel máximo gracias a la piedra central del edificio que cambié cuando me mudé, un trozo de pirámide con grabados extraños robado de un museo en una de mis visitas al Cairo.

Sucio, oliendo a perro mojado y con la piel aún destrozada por los viajes por el otro lado me lancé hacia el teléfono y llamé a Sherezade.

Aún no había matado a la chica, es más se la escuchaba reírse de fondo.

Le pedí un poco de tiempo y antes de que pudiese terminar la frase ambas dos estaban de pié en el amplio salón de mi casa, ambas fruncieron el ceño al ver mi aspecto y captar mi olor.

Les pedí que tomasen asiento mientras tomaba una ducha rápida y devolvía mi aspecto a su normalidad y ambas se sentaron en los sofás mullidos pacientemente.

La ducha fue reconfortante y mientras salía de la misma sentí como alguien mas se aparecía en mi salón, tenia que mejorar mis defensas, que visitas no deseadas pudiesen entrar así en mi casa no era de mi agrado.

Ataviado con unos cómodos pantalones anchos y de tiro bajo y una sencilla camiseta de tirantas ambos negros me senté frente a ellas dos.

Por un segundo el silencio fue lo único que lleno la estancia, después rompimos los tres a reir.

Sherezade había conocido a la chica y su piedad angelical fue superior a su orgullo, la chica viviría, la orden seria revocada y aunque mi misión por parte del ministerio no había sido cumplida sino todo lo contrario Sherezade hablaría en mi favor, aunque tuviese que recurrir a un abogado del bando contrario.

Todos sabemos que entre las filas angelicales no hay abogados.

Recuperando fuerzas con un jugoso filete de ternera conseguí que las manchas de mi piel desapareciesen, pero no las vetas rojizas que tenia en los ojos ahora, supongo que el precio por absorber energía oscura había sido leve, pero si no lo hubiese hecho ambos estaríamos aun en aquella capa del mundo tras el espejo o algo peor.

Recuperado y de vuelta a la relativa normalidad, los tres viajamos a la casa de la chica, fue Jezabel quien se encargó de todo con los padres y con las autoridades, y yo me encargue de volver a dormirla, pero profundamente, dejaría de escribir si, pero quizás algún día pasase a formar parte de los nuestros pero aún no era su momento.



Todo volvía a la normalidad, tenia que pagar los platos que había roto en mi brutal carrera contra reloj para salvar a esta muchachita, intentar equilibrar las balanzas que había desequilibrado con la soñadora, hacer llegar a Ïegor junto a su hija y devolver la moto pero no sin antes memorizar el modelo para adquirir una similar a la vuelta de las vacaciones que pensaba tomar.

Sin embargo, quedaba unas dudas por resolver ¿Quién era el ángel que había poseído al taxista y por qué la santa sede estaba tan interesada en ejecutar a esta novata?

Rogué a Sherezade que devolviese la moto y tengo con ella pendiente una cuenta ya que se ha comprometido a equilibrar la balanza de la soñadora a la cual arrebaté sus sueños.

Ya estaba en Madrid, así que mientras que los miembros de la chica que acababa de salvar dormían plácidamente busque un cajero, saque dinero y busqué a Ïegor en la estación cambiando mi aspecto de nuevo por el de alguien a quien pudiese haber conocido en Rusia y me uní a ellos, no había visitado nunca Rusia y Chernobyl decían que era un lugar digno de visitar para uno de los nuestros.

Mis vacaciones en Rusia fueron dignas de contar, pero quizás otro día, ahora que he vuelto a casa y revisando el correo he visto una carta de Sherezade escrita en Enoquiano en la que me pide ayuda con un antiguo hermano suyo.

Y Belén me reclama ya que hace meses que no paso por terapia, a ver cómo le cuento todo esto sin que se entere de nada realmente.

Se ve que una vez que te inmiscuyes en el camino de un alado no hay forma de salir del mismo.

Que demonios, es mi trabajo, mi nombre es Iván, soy un cazador de medianoche y estoy de vuelta a la carretera, nos lleve esta a donde nos lleve.

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