lunes, 5 de noviembre de 2012

Decepciones


Llegue a aquella habitación de la segunda planta de una casa que parecía haber resistido el embite.

Había entrado en la casa al no haber visto señales delatadoras fuera que me indicasen que fuese a encontrar algo desagradable dentro.

Subí las escaleras esperanzado al escuchar música que provenía de arriba, hacía dos meses que no hablaba con un ser humano.

Al abrir la puerta mis esperanzas se desvanecieron, la música provenía de un iPod conectado a un despertador alimentado por una placa solar.

Aún resonaban los ecos de las personas que habían vivdo entre aquellas paredes, su recuerdo se mantenía allí aún vivo.

Pensé en apagar el despertador, para que en caso de que cualquier otro superviviente que pasase por aquí no se encontrase con la misma decepción que me encontré yo, pero ¿Quién era yo para borrar el escaso legado que habían dejado aquellas personas con la suave música que sonaba en su despertador?


El exterior seguía tranquilo, mortalmente tranquilo, como si en cuestión de unos días casi la mayoría de la población del planeta hubiese dejado de vivir para pasar a no-vivir…

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