El agua lo envolvía, tirando pesadamente de el hacia el fondo del lago, el aire de sus pulmones se escapaba lentamente y el brillo del sol deformado por el agua iluminaba tenuemente su rostro.
Era el fin, toda su búsqueda había sido en vano, en este punto final no halló el encontrado el elemento desestabilizador de aquel sueño que creyó vivir durante un breve periodo de su ahora casi extinta vida, pensó en todo lo que había vivido, junto a esa persona que le lanzo un cubo de agua fría a la cara cuando no veía mas que tinieblas a su alrededor, en como ese gesto, le ayudo a salir del lugar en el que se hallaba, atrapado en el fondo de un pozo oscuro, atrapado y subyugado a alguien que ahora después de las mascaras hubiesen caído, no resultaba ser tan mala después de todo, perturbada, por supuesto, ya no existía vuelta atrás y si pudiese volver atrás quizás volvería a hacerlo pues mejor haber caído intentando luchar por algo que jamás existió que atrapado entre las sombras, llamado a los brazos de la dulce muerte, pero ya era tarde, veía como la vida y el calor que aun quedaban en su marchito corazón se escapaba hacia la superficie en diminutas burbujas de aire que salían de su boca y su nariz, no valía la pena seguir luchando por algo que jamás nadie compartió con el, por un puñado de mentiras y palabras dulces como el veneno, cuyo resultado fue en un corazón roto como el suyo, un falso bálsamo, que como con la manzana de blancanieves solo era apariencia pues en el interior seguía estando quebrado y marchito y el gustosamente sin saber su contenido, no solo había dado un fatal mordisco sino que carecedor de conocimiento devoro con avidez la manzana entera, creedor de haber encontrado en esas caricias y palabras lo que nunca antes había recibido y ahora que todos sus miedos y sospechas se tornaban realidad se lanzo en la búsqueda que ahora tenia su fatal desenlace.
Cerro los ojos cansado de existir en esta falsa felicidad agónica que hasta el momento era su vida, deseoso de terminarla, entregando su alma inmortal a los brazos de la hermana de su señor Orfeo, dejándose caer en los brazos de la muerte pues en este mundo ya nada quedaba para él...
No demasiado lejos veía el claro al final del camino, un camino despejado en un robledal que conducía a una circunferencia perfecta situada en algún lugar de aquel bosque verde y frondoso que era la vida.
Se encontraba misteriosamente bien, notaba el latir de su corazón en su pecho, su respiración rítmica, notaba en cada fibra de su ser el sencillo sudario blanco, suave y cálido al tacto con el que iba ataviado, notaba como una cálida brisa veraniega acariciaba sus cabellos y como el sol de mediodía llenaba de calidez su cuerpo, caminaba lentamente mirando cada detalle, ahora sus sentidos estaban mas agudizados de lo que estaban antes, pues el pago por el paso de cada uno de los elementos le causo su abotargamiento, en los árboles observaba pequeñas ardillas recogiendo los frutos, insectos royendo la madera, escuchaba la brisa, el trinar de los pájaros, los animales moviéndose a través del bosque pisando la hojarasca caída, el crecer de la hierba y un rumor apagado por debajo de todo ello, olía la resina de los árboles, el polen de las plantas, el olor de su propia piel y por encima de todo ello, otros dos olores mas, uno muy familiar de alguien que ahora, aunque estuviese vivo y no en el umbral de la muerte, se encontraba muy lejos, y el otro, un olor a fresca lavanda, a inocencia, olor a ternura, cariño y felicidad, el primero provenía de algún lugar no muy lejano a su alrededor y el otro se encontraba al final del camino, en el claro donde ella había llegado años atrás, apretó el paso, caminando con premura ansioso de poder estrecharla entre sus brazos, elevarla en el aire y llenar su cara de besos, acariciar su pelo y contarle mirándola a los ojos cuanto la echaba de menos.
A cada veloz zancada que daba las estanterías que en su mente contenían recuerdos en grandes y pesados tomos caían al suelo derramando los libros que abriéndose pesadamente gritaban su contenido con furia y las sensaciones guardadas en tarros de cristal que destapándose llenaban de un millar de aromas que formaban una sinfonía de sensaciones caóticamente entremezcladas, recuerdos y sensaciones de una vida extinta venían a su mente:
Sus primeros carnavales ataviado con un disfraz de batman y lo doloroso que había sido el descubrir que la capa que su madre había hecho no era como la del señor de Gotham al saltar desde una altura considerable, lo feliz que había sido mientras que el resto de sus compañeros de clase vestían de payaso o pirata y el ataviado como el señor de Gotham, luchando contra los malos y viviendo solo en su enorme mansión.
Un grupo de niños que se burlaban de otro solo por ser diferente mientras varios de ellos propinaban patadas a un cuerpo, que pese a su edad, era bastante grande, la profesora mirando desde lo lejos sin demasiada intención de intervenir, el sonido familiar de los cristales rotos sobre su cara y una vez mas lagrimas en el regazo de su madre.
Un niño plantado en mitad de un circulo de niños mayores que él recibiendo golpes de todas partes y abatiendo a sus oponentes uno por uno, la gloria de pese a haber acabado cegado de nuevo y con el cuerpo lleno de moratones, haber vencido a aquellos que pretendían una vez mas abusar de el, gloria apagada brutalmente por su progenitor al recibir el informe de los profesores.
El trabajo duro cargando material de construcción ayudando en la creación del sueño de sus progenitores, pues ya que carecía de alguien a quien llamar amigo, al menos contribuía a la creación de su futuro hogar.
Él ultimo curso, aislado del resto de sus compañeros, mirando desde la atalaya del ultimo piso del bloque de pisos donde vivía, mirando como los chicos y chicas de su edad comenzaban a iniciarse en las artes el cortejo mientras él soñaba con poder tener algún día alguien que agarrase su brazo y pasease junto a él, atisbando en la lejanía la que seria su futura casa.
La llegada de la oscuridad, una noche entera en vela, una visión de alguien que se despedía yéndose al claro al final del camino, demasiado joven, el corazón roto de un niño, una noche entera derramando lagrimas de dolor, la promesa de no volver a derramarlas por nadie mas y el sucumbir a las tinieblas.
Una sola pregunta efectuada a un dios de vacaciones cuya imagen, una cruz, defienden sus seguidores con ferviente pasión, ¿por qué? Ese dios no contesta, su fe muere con ella.
Un verano lleno de amigos que aun conservaba y que llorarían largamente su perdida, muchos de ellos ahora con retoños que le llamaban tito otros destinados lejos de el por su trabajo, pero sin duda alguna si los necesitaba sabia que los tendría ahí aunque para eso ya era tarde.
El primer beso torpe, inexperto, ardiente como la misma fragua de Efesto.
Reuniones, fiestas, imaginación que volaba sentado a una mesa con lápiz, papel y dados como únicas armas contra dragones, vampiros o seres de otro plano.
Su primer cigarrillo apartado del resto del mundo rodeado de falsos amigos como si aquello fuese una especie de ritual de iniciación.
El primer encuentro con el sexo placentero y arquetípico en su comienzo y doloroso y traumático justo antes de llegar al éxtasis.
La primera vez que bebía alcohol hasta la ebriedad con su correspondiente vomito;
Las primeras clases en el instituto, nuevos profesores, nuevos compañeros, pero demasiada gente de su infancia que arrastraba consigo el veneno vertido sobre el resto de compañeros y la consiguiente vuelta a la soledad.
Una agresión brutal, la solicitud de explicaciones por parte de la que lo engendro y la impotencia de verla sufrir mientras otros la retenían, la primera anotación en el libro de los agravios, la justicia falla y él pierde su confianza en ella.
Depresión, alcohol, faltas a clases acumuladas, trabajos físicos como castigo, odio, rencor, la semilla de la oscuridad en crecimiento constante, la auto iniciación en los senderos ocultos.
Su primer trabajo, con gente de un nivel cultural muy inferior al suyo, pero laboralmente mas dotada, con arrojo se esfuerza en poner todo lo que tiene para conseguir a final del verano el apodo de León.
Muchos rostros de chicas, muchos nombres, pero siempre buscando lo mismo, cariño, ternura, pasión, dolor en el corazón al no encontrarlo, soledad que provocaba el crecimiento de un cáncer autoinducido aumentando por las constantes ansias de conocimientos ocultos.
Amor asociado a falsas promesas, a mentiras, a manipulación del corazón para el desembolso de la cartera, chicas cubiertas de oro a sus expensas.
La caída sin fin hacia el fondo del abismo, sin fuerzas roto, marchito, dolorido y descorazonado.
Una falsa acusación, falsos amigos que prestan falsas declaraciones, la vergüenza y la ira llenan su corazón pues los auténticos guerreros como el solo portan armas cuando el oponente las porta, de otra manera no seria honorable, la justicia vuelve a fallar.
La llegada de nuevos y buenos amigos con los cuales es imposible que no existan enfrentamientos pero al final la amistad siempre prevalece, siendo unos las anclas de otros, aunque la mayoría de las veces, son ellos los que con su opinión y palabras lo apoyan y ayudan, aunque a veces no sean buenas palabras, pero si buenos amigos.
La aceptación de un discípulo para enseñarle todo lo que de momento sabe y todo lo que sabrá en un futuro, alguien a quien llamara hermano ,compañero.
La rotura de sus uñas al clavarse en la fría y húmeda piedra del infinito muro del abismo, con la parca siempre acechante, deseosa de hacerle caer en la tentación de acabar con su existencia, el duro ascenso.
Una voz, llamándolo desde arriba le tiende la mano, pero antes le pregunta su nombre, el verdadero, él en la debilidad de su corazón y creyendo luz y calor lo que ella poseía le susurra su nombre.
Institutos nuevos, compañeros nuevos, profesores nuevos, pero la oscuridad, el estigma lo lleva en su interior, la apatía la desgana, la soledad.
Mas trabajo, un equipo de encefaloplanos guiados únicamente por su media neurona y por sus hormonas, trabajo físico duro, pero reconfortante, pues el metal obedece su voluntad al golpearlo con el martillo o usar contra él el soldador.
Enseñanzas nuevas en los senderos ocultos mostrado por una de las adoctrinadoras que muestra las distintas puertas a distintos sitios, a distintos comos, cuandos y dondes y prometiendo la futura enseñanza de recordar el futuro, mentiras.
La atadura, conocedora de su nombre, tras sacarlo del abismo lo encierra en un pozo igual de negro y oscuro que el abismo mismo, la tristeza y la pena vuelven a su corazón.
Amigos que se marchan, desaparecen por la ciega ira de un titán envenenado guiado por la mano, palabra y voluntad de aquella que ahora es su dueña y señora, dolorosa perdida.
El primer coche, grande pesado y lento, pero suyo al fin y al cabo.
La expulsión del hogar, descorazonado y envenenado cumple lo que su ama y señora le susurra al oído, pasa el mes siguiente durmiendo en un colchón en el suelo en el piso abandonado de un amigo.
La “acogida” en el seno de una nueva familia, falsas caras, mas mentiras, el jamás será lo que ellos desean para su ama, pues no pertenece a la elite económica.
Un lugar al que poder llamar hogar, viejo desvencijado, pero al fin y al cabo pese a estar en alquiler era suyo, de los dos, una dulce esclavitud.
Descubrimientos de nuevos senderos, nuevos caminos, nuevas habilidades, si no estuviese tan hundido podría crear algo realmente grande.
Un trabajo digno, un equipo de trabajo genial, una restauración arquitectónica preciosa y muchas cosas que aprender.
El asalto en un semáforo, por primera vez la pérdida de un combate, la falta de practica lo hace lento y cae, sangrando al suelo, con el rostro destrozado y su oponente se da a la fuga, en este caso la justicia cumplirá su cometido.
Lagrimas de alguien incapaz de mirar su rostro deformado, tres palabras usadas de muletilla para cualquier lamento, sueños imperfectos de un futuro que jamás llegara.
Aburrimiento, cansancio, desesperación al no ver que sus esfuerzos tienen su fruto, pero incapaz de buscar algo mejor, ella le ha hecho creer que no es gran cosa.
Cambio de piso, la llegada de alguien al que llamar amigo y que cubra la soledad que ella provoca en su ausencia pues tal es su atadura que hace que la eche de menos.
Sonrisas picaras entre humo de cigarrillos y copas de vino, palabras que insinúan mas de lo que dicen, gestos, miradas, sus palabras comienzan a carecer de efecto y él comienza a cazar buscando ávidamente lo que no encuentra en ella.
Presas, depredadoras, sudor y gemidos compartidos, en actos amatorios primitivos, solo en periodos de soledad, ruptura y disputa, por desgracia sigue atado a ella, conoce su nombre y sabe como usarlo, continua buscando como deshacerse del vinculo.
Gente de fuera, nuevos ambientes, puede ir lejos de todos los errores cometidos y mostrarse como realmente es, conocidos que se vuelven amigos, amigos que se vuelven hermanos, aunque no todos ellos lo son, él cree a pies juntillas sus palabras pues se encuentra dichoso entre ellos.
Cambio de piso de nuevo, una chica se une al equipo, no todo es lo que parece, pues sus mentiras y engaños provocan la ruptura total del equipo en dos meses, deudas, discusiones.
Aislamiento.
Cambio de piso de nuevo, esta vez a una de las propiedades de su nueva “familia” cada vez la cadena que lo ata es mas corta y él desea salir de donde se encuentra pero no puede, ella pasa cada vez menos tiempo con él y a su vez hastiado dedica su tiempo libre a la distracción informática, que pese a la venida temporalmente de ella, sigue prestándole mas atención, pues su conversación es monotemática: ELLA.
Cambio de coche, el modelo, el que él quería, pequeño y versátil para un gigante con sobrepeso, el color, lo elige ella, deseaba no la haberla dejado hacerlo.
Una vez subido de rango su anterior aprendiz acoge a uno nuevo y deja que el anterior continúe su camino aunque el desde las sombras continua observando sus progresos y sin duda alguna se siente satisfecho, pues todo el trabajo y la inspiración que ha intentado verter en él da su fruto creando un nuevo ser con aspectos muy similares a los suyos pero con distintos enfoques y puntos de vista.
El dolor, el aburrimiento y la desgana lo llevan a no conseguir el objetivo que se había marcado con el nuevo curso, la vergüenza cubre su rostro y la rabia por impotencia llena su corazón.
Llega el verano, borracheras continuas los fines de semana, unidos a practicas amatorias de poca satisfacción, la cadena se rompe con la entrada de alguien que desde la cima del pozo le lanza un cubo de agua fría a la cara y un espejo para que vea, que realmente puede hacerlo.
Comienza a salir del pozo, roto el vinculo, la cadena que lo ataba, puede empezar a deshacer los entuertos que plagan su vida y aunque va en contra de su orgullo, agacha la cabeza y reconoce sus errores, inspirado por la relación de quien le hizo despertar, con su madre.
Vuelta al hogar, aceptación de su nuevo ser por parte de su familia, cambio de cuarto, el anterior le trae demasiados malos recuerdos y flota en el aire el aroma de la amargura.
Rotos vínculos y cadenas, se marcha de su lado, comienza a recuperar sus alas, ella en vanos intentos intenta atraerlo de nuevo con falsas promesas de recuperar la inversión realizada en ella y cubrirlo de oro, el oro es para los reyes, él es un guerrero.
Una vez desquitado el lazo, comienza a recuperar su verdadera forma física, lo cual como todo lo bueno tiene efectos en su organismo y pese a sentirse estupendamente le diagnostican carencias de minerales.
Extiende sus alas aun manchadas de barro y busca el rastro de la chica que lo despertó, lo sigue la encuentra, la ama con pasión, la hace suya y se arrodilla a sus pies, entregándole la cadena que pende de su cuello, pues pese a no saber su verdadero nombre, ella por haberlo despertado es su nueva dueña.
Él la ama, ella... solo dice que ha sufrido mucho por amor, que su corazón esta marchito y roto y él cree entenderla, la abraza con sus recién recuperadas alas, por detrás, y la acuna en su pecho, como le hubiese gustado que hiciesen con el.
Los celos le pueden, ella se dedica a juguetear con todo el que se le antoja dejándolo a veces sentado en solitario mientras ella corre a las piernas de uno u otro y pasa su brazo por detrás de su cuello, ella lo deja, lo abandona por ser tan impetuoso, pese a ello dice que lo sigue amando.
Usa favores debidos, deudas pendientes y el cierto renombre que ha tomado, para solicitar un transado, lejos, a la otra punta del país, lejos de ella, prefiere el destierro a verla en los brazos de otro, pero ella, impasible, no quita la fría mascara de la nimiedad que muestra hacia él, de nuevo, no son sino los amigos los que le devuelven a la cordura del acto que iba a realizar huyendo de aquí por una chica.
Vuela, extiende sus alas, la sigue rondando, desea volver a conquistarla, que los corazones de ambos vuelvan a bailar de nuevo al unísono como lo habían hecho antes y lo consigue una mágica noche de Samhein de nuevo se vuelven a entregar el uno al otro.
Se reúne con alguien de lejos, que sin saberlos comparte demasiadas cosas con él a ambas partes de la barrera de la realidad
Lo que siente por ella tiene el calor de mil soles, la fuerza de todos los titanes y la belleza de la obra de arte aun sin crear, comparten sueños, de un futuro venidero, un futuro posible, perfecto, al alcance, nada de sueños inalcanzables... solo sueños.
Ella comienza a decaer, cada vez mas en su compañía, él busca a ambos lados de la barrera de la realidad el motivo, la causa, el epicentro, mientras se afana en su búsqueda ruega a gente despierta como él, que hagan algo por ella, pues ve escaparse sus fuerzas y él nada puede hacer.
Finalmente los frutos por separarlos de quien fuere, obtienen su resultado y tras una fatídica noche de inicio de año, ella se marcha de su vida y él inicia una búsqueda que lo lleva a este punto, su ultimo recuerdo es rompiendo la promesa que se hizo a sí mismo de no derramar ni una lagrima mas, llorando abrazado a ella.
A pocos metros del claro en la arboleda cayo pesadamente de rodillas, con la cara y el pecho del sudario empapado en lagrimas, el corazón encogido y sollozando, mirando al suelo dejando que sus lagrimas cayesen a la fresca y húmeda tierra.
El sudario esta roto por detrás y dos enormes y blancas alas asoman por su espalda, coronadas en el centro de esta, por la marca del sitio que de existir a este lado llamaría hogar, Midian, la ciudad de los monstruos, el lugar donde todos los pecados son perdonados, una mano acaricia con ternura las plumas de sus alas, nota su olor, su presencia vibrante, cercana a el, a tan pocos metros de final, ha venido hasta aquí para buscarlo o al menos es lo que desea, alza su cabeza y la mira, al haber estado esperando en el claro, no haber ascendido al lugar que le corresponde, ella ha crecido, ya no es aquella niña pequeña que el recuerda, es una muchacha, de largos cabellos color castaño y ojos color miel que con una sonrisa en los labios, coloca alrededor de su cuello una dorada y fina cadena y besa con ternura su frente a la vez que el escucha en su mente dos palabras: aun no
El contacto de sus labios con la piel de su frente es eléctrico y un millón de visiones vienen a el, posibles caminos, posibles rutas, los recuerdos de vidas pasadas y la experiencia de las mismas, un futuro aun por venir y algo perdido llena su corazón, esperanza.
La sensación duró lo que un parpadeo pues al abrir de nuevo los ojos se encontraba solo de nuevo en mitad del camino, miro a su alrededor y al mirar al final vio una imagen familiar que le hizo estremecerse, ella se despedía de nuevo de el, no era un adiós sino un hasta luego, de su cuello pendía la cadena que llevaría en el corazón, pues sabia que cuando recorriese este mismo camino para siempre ella lo esperaría en el claro, la visión fue como la ultima vez, pero con un matiz distinto, pues ahora no había dolor sino paz, cerro los ojos y al abrirlos ya no estaba, no importaba, ella siempre estaría con el, siempre lo había estado.
Pasos ligeros le hicieron despertar, poniéndose de piel y extendiendo majestuosamente sus alas se dio la vuelta, hacia él caminaba una chica, delgada, esbelta y con el pelo blanco hasta la cintura, su piel era pálida y los finos rasgos de su cara hermosos, vestía unos pantalones claros y un jubón blanco sin mangas, abierto por detrás mostrando dos alas negras como la noche, de su cintura colgaban dos hojas de un metal extraño y brillante y en su mano portaba un fardo, anudado con cuerda, el plegó sus alas, la conocía, pero no sabia de donde o de cuando pues el beso que acababa de recibir en la frente había abierto las puertas de su mente a muchos recuerdos no vividos en esta vida.
Él plegó sus majestuosas alas y cruzo los brazos sobre el pecho, esperando, ella se planto ante él, su cabeza le llegaba al pecho, y ella alzo su mirada mirándolo directamente a los ojos, arrojo el fardo sobre su pecho y le dijo “al fin has despertado, toma esto creo que es tuyo, no vuelvas a perderlo” el agarro el pesado fardo con una mano, paso la mirada de los ojos de ella al fardo y cuando volvió a mirar ya no estaba, notaba las vibraciones del fardo, sabia que contenía, cosas perdidas en vidas anteriores pero que siempre habían sido suyas, su voz resonó por todo el camino sin saber de donde provenía exactamente diciendo “la próxima vez no me pidas que ayude a alguien que te dije que te Haría daño”, él sonrió primero, comenzó a reír, sus carcajadas resonaban en todo el bosque dio la espalda al claro y extendiendo sus alas comenzó a volar en dirección contraria, “aun no” había dicho ella, tenia razón, tenia demasiadas cosas por ver, demasiadas cosas por vivir, aun quedaban demasiadas estanterías por llenar de recuerdos y de sensaciones.
Mentalmente cogió un tomo con algunas paginas escritas y un nombre en su lomo, movió un grupo de tarros con el mismo nombre y cuando lo tuvo todo junto, arrojo los tarros al suelo e hizo arder el tomo, no necesitaba recordar nada ni volver a echar de menos esas sensaciones, ya no, no merecían un hueco en su memoria y menos aun en sus sensaciones, pues aunque había sido maravilloso, pero había sido una mentira, una maravillosa mentira, capaz de embriagar sus sentidos y nublar su visión, ya no mas, por el, por quien le esperaba al final del camino y por quien le había devuelto los objetos que perdió tiempo atrás, comenzaba una nueva era para el, en soledad o acompañado, daba igual pues el jamás estaría solo, la tenia a ella en su corazón...
Rodeado de agua abrió los ojos, sus pulmones ardían casi vacíos de aire, expulso el agua que tenia en la boca y en la nariz y con fuerzas renovadas pataleo con furia y movió los brazos con fuerza hasta la superficie donde lejos, en el cielo ya brillaba la luna llena, saco la mitad del cuerpo fuera del agua ansioso por recibir de nuevo aire en sus pulmones, respiro hondamente el fresco aire que lleno sus pulmones, nado hacia la orilla, al ponerse de pie se inspecciono, su piel volvía a ser como antes, sus ojos estaban bien, su pelo brillaba de nuevo y no notaba en el los efectos de la fiebre o de cualquier pesar de los que le había acompañado hasta su llegada, pero sus ropas estaban empapadas y la camisa inservible, pero alguien pensando en su retorno dejó a los pies de la pequeña laguna un paquete, con su verdadero nombre, lo abrió y encontró una toalla, ropa limpia y las llaves de su coche, alguien se había tomado muchas molestias en devolverlo a este lado, en traerlo de vuelta del ultimo camino, esa persona, la misma que le devolvía minutos antes sus cosas al otro lado, era curioso como alguien puede prestar una ayuda tan necesaria e inesperada, rió de nuevo y su risa volvió a resonar en este claro, uno que quizás visitase algún día con la persona, que se ganase su corazón, seco, limpio y correctamente vestido, hizo un paquete con lo que llevaba puesto y cogiendo las llaves de su coche se encamino al lugar en el que sabía que estaba, comenzaba una nueva era... en muchos sentidos.